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Estrategias para impulsar la motivación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje
Lun, 12/06/2023
Un buen profesor lo es cuando sabe motivar a sus alumnos. No solo en lo que están aprendiendo en clase, sino en los asuntos generales de la vida, ya que la educación es siempre transversal. Estudiando ‘La Celestina’ o cualquier otro clásico de la literatura se pueden abordar temas de todo tipo, desde el papel de la mujer en la sociedad del siglo XV en comparación con el actual o cómo se pueden afrontar los dimes y diretes de una alcahueta como Celestina para que una pareja termine junta.
Por Ana Lacasa
Al conectar ambos mundos, los alumnos entienden que lo que están estudiando también se puede aplicar a su vida ordinaria, y que la cultura general se llama así porque se adquieren conocimientos que tarde o temprano se van a utilizar. Es por tanto imprescindible que los profesores sepan motivar a sus alumnos, y como sabemos que es una tarea difícil y que a veces no se consigue como se esperaba, basándonos en investigaciones y estudios de la psicología educativa, presentamos en este artículo algunas estrategias que han demostrado ser efectivas para fomentar la motivación entre los estudiantes.
Así, comenzaremos con una de las claves para motivar a los alumnos: establecer metas claras y realistas. Cuando un profesor define objetivos específicos y alcanzables, se proporciona a los estudiantes una dirección clara y un sentido de logro. Es fundamental que los alumnos comprendan la relevancia de estas metas y cómo su esfuerzo contribuirá a alcanzarlas. Es también función del profesor brindar retroalimentación constante y constructiva, ya que ayuda a los estudiantes a evaluar su progreso y ajustar sus estrategias de estudio.
La creación de un entorno de aprendizaje positivo y seguro es otro aspecto fundamental para motivar a los estudiantes. Fomentar la participación activa y el respeto mutuo en el aula, promoviendo la colaboración y el trabajo en equipo, es esencial. Al alentar la expresión de ideas y opiniones, y reconocer los esfuerzos y logros individuales, se fortalece la autoestima de los estudiantes y se genera un sentido de pertenencia.
Los estudiantes se aburren con facilidad, no quieren estar escuchando una clase magistral todo el tiempo, sino que exigen actividades más creativas, más participativas. Por eso, el profesor tiene que poner en marcha métodos de enseñanza innovadores y variados, para despertar el interés de los estudiantes y mantener su motivación. Por supuesto que hay que tener una parte de teoría, pero los alumnos aprenden muy bien cuando son ellos los que descubren las cosas por sí mismos, cuando se las explican a sus compañeros o cuando trabajan sobre un tema determinado que les interesa.
En este campo, la utilización de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) son claves, ya que están en la vida de los estudiantes, al tener casi prácticamente todos un dispositivo móvil con el que navegar por Internet y comunicarse con sus amigos y familiares. Si se utilizan estos dispositivos, con aplicaciones interactivas, el trabajo del profesor será más atractivo y los alumnos aprenderán también de una manera más divertida, fomentando también la participación activa de los estudiantes.
La relevancia del contenido educativo también influye en la motivación de los estudiantes. Es importante establecer conexiones entre lo que se enseña en el aula y la vida cotidiana de los estudiantes. Al mostrar la aplicabilidad y utilidad de los conocimientos adquiridos, así como relacionarlos con sus intereses y aspiraciones, se puede despertar un mayor entusiasmo y compromiso con el aprendizaje.
Asimismo, el reconocimiento y la valoración del progreso individual de cada estudiante resultan cruciales. Los docentes pueden implementar sistemas de recompensas, como elogios públicos, reconocimientos escritos o pequeños premios, para destacar los logros y esfuerzos de los estudiantes. Estas prácticas brindan un estímulo adicional y refuerzan la confianza en sí mismos. Y es que a todos nos gusta escuchar que estamos haciendo bien nuestro trabajo y que el esfuerzo que se ha hecho ha valido la pena.
Por último, la inclusión de elementos lúdicos y de juego en el proceso de aprendizaje puede aumentar la motivación de los estudiantes. La gamificación, es decir, la aplicación de conceptos y mecánicas de juego en contextos educativos, puede hacer que el aprendizaje sea más divertido y atractivo. La incorporación de desafíos, niveles, recompensas y competencias puede despertar un espíritu de superación y entusiasmo en los estudiantes, impulsando su motivación intrínseca.
Cuando se tiene un grupo de estudiantes motivado en el aula, el trabajo del profesor es coser y cantar, pero se ha conseguido gracias a su aportación, a los valores que transmite y a su trabajo constante para que esa motivación nunca decaiga. Eso sí, el docente sabe que cada alumno es un mundo, por lo que es capaz de adaptar estas estrategias antes mencionadas para que puedan seguir motivados.
En el ámbito de la educación y el profesorado la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, ofrece formación académica universitaria que se puede consultar en este enlace.