La muestra sobre aviación española, asesorada por profesoras de la UDIMA, aterriza en Canarias

La muestra ‘Volar, Historia de una aventura’, con las profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, Laura Lara y María Lara, llega a Gran Canaria.

Redacción UDIMA Media

La muestra invita a un recorrido desde la creación del Servicio Militar de Aerostación, a finales del siglo XIX, hasta nuestros días, en los que el Ejército del Aire y del Espacio se consolida como una Fuerza Aeroespacial del siglo XXI.

Suman en esta exposición más de 20 piezas de diversa tipología, entre las que destacan las maquetas de aviones, las cuales se acompañan de otros bienes culturales como cascos, banderas o palancas de vuelo.

Se trata de bienes procedentes de los fondos del Museo del Aire y del Espacio de Madrid.  Hasta el 19 de febrero se puede visitar en las Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria, plaza de Santa Ana.

En cada ocasión donde abre sus puertas esta muestra, las historiadoras de la UDIMA refieren alguna singularidad del territorio vinculada por la fuerza aerea.

En esta ocasión, Laura y María Lara describen que en 1913, en los días previos a la celebración en Gran Canaria de la incorporación de la isla a la corona de Castilla, conmemoración que se sitúa en el 29 de abril por el acontecimiento de 1483, llegó a Las Palmas de Gran Canaria en el barco “Reina Victoria” de la Transmediterránea el aviador francés Leoncio Garnier.

Viajaba con su joven esposa Sara Somach, que estaba empeñada en conseguir el título de piloto, pese a las reticencias de Garnier. En el buque iba desmontado el aeroplano “Blériot XI”. Acompañaba a la pareja el mecánico español Agustín Mañero.

La estructura fue desembalada en un aeródromo que se improvisó entre el entonces existente torreón de la Cícer y las fábricas de salazones de El Rincón. El 30 de abril, algo después del mediodía, un aeroplano se elevó por primera vez sobre las Islas Afortunadas. Trazó vueltas en torno a la playa de Las Canteras y recorrió la ciudad ante la expectación de los vecinos, que miraban a lo alto desde las azoteas.