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“El docente quiere sentir que su trabajo es reconocido, que es útil”
Mar, 23/01/2024
Julián Roa González es doctor en educación y decano de la Facultad de Educación y Ciencias de la Salud en la UDIMA. Imparte clase, entre otros títulos, en el Grado en Magisterio de Educación Primaria de la UDIMA (y su Curso de Adaptación para Maestros Especialistas), así como en el Máster Universitario en Educación y Recursos Digitales. Hablamos con él de la inteligencia artificial, de cómo motivar a los estudiantes o de la salud mental de los docentes con motivo del Día Internacional de la Educación.
Redacción UDIMA Media
- ¿Tienen las nuevas generaciones de estudiantes menos tolerancia al fracaso?
La tolerancia al fracaso es una constante en el ser humano y no creo que las nuevas generaciones estén menos preparadas. Lo que pasa es que sus fracasos son diferentes a los de las generaciones anteriores.
- ¿Cómo motivas a los alumnos? ¿Has ido cambiando esta técnica a lo largo de los años? Porque quizás lo que motivaba hace unos años ya no motiva...
La tarea fundamental del docente siempre es escuchar a la clase antes de empezar a impartir su materia. En ese sentido, continuamente estamos innovando, cambiando técnicas, buscando la manera de acercarnos a las nuevas generaciones, etc. Es algo consustancial a la figura del docente, el tratar de empatizar con la clase con que está trabajando.
- Es importante empatizar con el alumno, pero también fundamental empoderar al docente. ¿Cómo podemos hacerlo?
La vía fundamental de empoderamiento de los docentes es la formación. Una formación continua que tienen que seguir realizando a lo largo de la vida, porque las mitologías y los recursos cambian, pero también la sociedad, y así lo demanda. Así que creo que la mejor manera de empoderar a los docentes es darles reconocimiento social y ayudarles a que se sigan formando a lo largo de la vida.
- ¿Qué consideras que pesa o debería pesar más en la universidad: utilizar nuevos métodos de enseñanza basados en las nuevas tecnologías, o mejorar con ellas los procesos tradicionales?
Creo que lo ideal sería encontrar una combinación de ambas. Me explico. No es lo mismo impartir una asignatura de matemáticas en la que el estudiante tiene que aprender rudimentos de cálculo (por ejemplo, en una ingeniería), que impartir una asignatura de nuevas tendencias en educación. En ese sentido, en función de la asignatura que estamos impartiendo, tendríamos que combinar métodos tradicionales con métodos innovadores.
- La inteligencia artificial, ¿problema o aliado? ¿Podrá sustituir a la figura del docente, o es fundamental en el proceso de enseñanza?
La inteligencia artificial es un gran aliado (sin duda) para las nuevas generaciones, como lo fue Internet en su momento. Y desde luego creo que la figura del docente, el trato humano, es imprescindible. No creo que vaya a desaparecer, lo que va a hacer es evolucionar. De la misma manera que teníamos en la generación de nuestros abuelos un maestro que atendía a estudiantes de distintas edades y a clases de 50 personas, y esa figura evolucionó en función de las demandas, ahora lo que va a ocurrir es exactamente lo mismo: la inteligencia artificial no es un sustituto, es un aliado, una ayuda muy importante, y vamos a tener que formar con ella a las nuevas generaciones. Pero el papel humano sigue siendo esencial, y creo que va a seguir siéndolo en el futuro.
- ¿En qué ayuda ya con éxito esta IA a nivel educativo?
Nosotros en la UDIMA estamos ahora enseñando a nuestros estudiantes a diseñar prompts como parte de las asignaturas (los mensajes u ‘órdenes’ con que se programa lo que queremos que haga la IA). No intentamos que resuelvan un trabajo mediante inteligencia artificial, sino que el trabajo es entregarnos a nosotros el prompt que utilizan para resolver un trabajo. Creo que esa es una buena vía para ir enseñando a los docentes las posibilidades de esta nueva tecnología e ir ayudando. En nuestro ámbito, el del profesorado, es una excelente ayuda en tareas de gestión, a la hora de construir preguntas de tipo test, a la hora de generar imágenes para las presentaciones... Nos facilita mucho la labor de divulgación y enseñanza a través de ‘la nube’, a través de vídeo.
- Puede que muchos alumnos vean la IA como una herramienta que facilita (e incluso hace) trabajos en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo debería ser el discurso del profesorado para que se use de manera correcta?
El profesorado siempre tiene la misma función: estudiar junto al alumno, de decir, con los medios que tienen a su alcance. Cuando existía la posibilidad de estudiar con Internet, por ejemplo, y hacer consultas en la web, inicialmente el debate fue hacia si se usaba más Rincondelvago.com o no, si se podía descargar o no un determinado trabajo. En realidad eso ha evolucionado: a nadie se le ocurre ahora impartir una asignatura en la que se prohibiera el uso de Internet para hacer consultas o buscar información. Pues de la misma manera con la inteligencia artificial. Es una herramienta que trastocará temporalmente algunos trabajos que se están pidiendo y que carecen de sentido con una tecnología de ese tipo. Pero con en el transcurrir del tiempo va a ser un aliado más que vamos a tener que trabajar junto al alumno, para estudiar juntos la materia que se esté estudiando, apoyados en este caso en esa tecnología.
- ¿Consideras que debería existir otro indicador educativo que conviva con PISA?
Sí, desde luego que sí. Entre otras cosas porque PISA sólo evalúa tres competencias muy concretas: la competencia matemática, la comprensión lectora y la competencia científica. Por tanto, deja fuera muchas otras competencias, por lo que no es un indicador único de la salud del sistema. Hay otros indicadores que son muy necesarios, por ejemplo, el fracaso escolar es importante; la inclusión (la capacidad de incluir o no a determinados perfiles con dificultades educativas) es un valor importante; tener una política educativa basada en la igualdad de género, o que contribuya a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Todo esos elementos son tan importantes o más que el resultado de las pruebas PISA.
- ¿Ha aumentado el llamado efecto del ‘profesor quemado’ o quizás ya lo hemos empezado a normalizar?
Me alegra mucho que me hagas esa pregunta, porque desde la UDIMA hemos liderado un estudio a nivel nacional sobre el estado de ánimo del profesorado, y lo que nos ha sorprendido mucho es ver que, efectivamente, ha aumentado ese efecto de ‘profesor quemado’. Incluso en ocasiones con rasgos de depresión grave. Es algo que estamos estudiando y pretendemos desarrollar en el futuro, y creo que es un tema que nos debería preocupar a todos. Porque evidentemente la salud mental es algo muy necesario, estamos viendo a raíz de la pandemia cómo ha habido un aumento de todas las patologías y necesidades de salud mental en el alumnado, y estamos descargando eso en un colectivo que está especialmente saturado, quemado, actualmente.
Es un tema muy delicado y creo que es necesario hacer más estudios como el que hemos hecho (con más de 3.000 respuestas de todo el colectivo de profesores) precisamente para detectar y monitorizar a lo largo del tiempo este tema. Y gracias a este estudio se han puesto en marcha iniciativas y acciones muy positivas, como por ejemplo programas de prevención de depresión severa en profesores. Es un tema muy relevante y esperamos que siga siendo tendencia en los próximos años para poder contar que ha mejorado.
- ¿Qué puede aportar la sociedad para mejorar la salud mental del profesorado?
Fundamentalmente reconociendo su labor. Lo que nos dice el estudio es que, precisamente aquellas personas que tienen un mayor reconocimiento de su labor (o así lo sienten a nivel social), son más resistentes a esa ‘quemazón’ que se produce a lo largo del tiempo. Por otro lado, establecer una relación franca, y no de competencia, entre la familia, el estudiante y el profesor. Es un equipo que debe funcionar y tener una comunicación fluida. El maestro está ahí para ayudar a la familia, y ésta para contribuir a la educación del alumno. Por ello establecer ese vínculo personal es muy importante, y creo que es algo que conviene recuperar.
Antes de manifestar nuestro enfado por una determinada decisión o cuestión, siempre es importante que recuperemos el contacto personal con los docentes y familiares, de tal manera que se vuelva a establecer ese vínculo entre la sociedad, las familias y el docente, tan necesario y que nos dice que es un elemento de protección para los docentes. El docente lo que quiere es sentir que su trabajo es reconocido y que es útil; lo que quiere es contribuir a que los estudiantes se desarrollen como personas, y que no tengan graves problemas de salud o aprendizaje. En la medida en que les ayudemos en esa tarea, les estamos ayudando a tener una salud mental más sana y positiva.
- ¿Qué mensaje darías a esos futuros alumnos de Magisterio para transmitirles ilusión por esta profesión?
Para mí la educación es mi vida, es lo que he hecho toda la vida, con lo cual no puedo hablar mal de ello. Es una carrera preciosa y cualquiera que quiera dedicarse a trabajar con otras persona tiene su lugar en la educación. Todos tenemos que aportar en ese sentido: trabajar con niños siempre es muy gratificante, con adolescentes también, con personas con dificultades de aprendizaje... En definitiva, creo que la docencia es una profesión con mucha vida por delante, muy ilusionante y muy necesaria. Animo a todos a que estudien Magisterio porque es una carrera preciosa.