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Reivindican mayor reconocimiento profesional del criminólogo en el XIII Congreso Español de Criminología
Mié, 24/11/2021
Desde la creación del primer Grado en Criminología en 2010, la salud académica de esta carrera en España se considera buena. Prueba de ello son las 39 universidades españolas que ofrecen este título y los cerca de 20.000 alumnos que ocupan sus aulas (virtuales o físicas). No obstante, parece que la figura del criminólogo todavía arrastra bastante desconocimiento, que se refleja en las dificultades para ejercer como profesionales. Especialmente a nivel institucional y público, donde otros ocupan antes su puesto.
Por Alberto Orellana
Sobre esa necesaria visibilización profesional se debatió este martes en las jornadas online previas al XIII Congreso Español de Criminología en la Universidad de Sevilla. Qué papel puede jugar este perfil (y de hecho ya está jugando) en puestos públicos de seguridad y prevención, entre otros. Y quizás también cómo aprender del sector privado. Todo ello bajo el paraguas de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, institución académica que también imparte un Grado en Criminología.
Lo que resulta más evidente es que, por muy preparados que salgan los egresados de hoy, la disciplina sigue "sin tener el reconocimiento que merece a nivel profesional". De hecho, Fernando Miró la califica de "injusta". Para el presidente de Sociedad Española de Investigación Criminológica (SEIC), organizadores del evento, los jóvenes criminólogos en España se ven obligados a investigar "en condiciones lamentables". Eso, o a emigrar allí donde se valora hacer un doctorado, critica.
"Es el momento de seguir reclamando el papel de la criminología en la sociedad, especialmente en el sistema de Justicia criminal, pero también en la universidad. El modo es demostrar el enorme potencial que aporta esta disciplina a la sociedad. Para ello este congreso es esencial", desgranaba Miró en la inauguración del evento.
Agente público "invisible"
Por tanto, la profesión criminológica atraviesa un momento "crucial", decía Miró. Por un lado, hay gran aceptación de los estudiantes por esta titulación. Las notas de corte reflejan que algunos de los mejores alumnos escogen Criminología (la UCM fijó la última en 12,13 sobre 14). Pero ese gran desarrollo académico de los últimos años en la sociedad (avalado con "investigaciones empíricas" en el ámbito público), no se corresponde con una evolución profesional.
Cuando se pregunta a los colegios de criminólogos y departamentos académicos por cómo ven esta figura en el servicio público, la respuesta es "completamente invisible". Así de tajante fue Lourdes D. Obispo, estudiante del Grado en Criminología de la UDIMA. Sensación que corrobora la decana del Colegio de Criminólogos de Madrid, Carmen Balfagón: "Un fiscal -de mediana edad- me dijo: “Así que eres criminóloga, y ¿eso qué es?”.
Y "no es que no vea la profesión de la criminología en el servicio público, porque se ve en todas partes", insiste Obispo. Pero la realidad es que "no se convocan plazas" y otros perfiles (como la figura recién creada de coordinador de bienestar y protección del alumnado) ejercen funciones del criminólogo. Hay muchos puestos públicos donde se trabaja con la aplicación de la ley o la prevención. Y es ahí donde "uno echa en falta precisamente la presencia del criminólogo", apuntaba el moderador Vicente Garrido.
El catedrático de la Universidad de Valencia ponía varios ejemplos: "Hay oficinas de ayudas a víctimas del delito donde no hay criminólogos; en las prisiones no hay criminólogos; institutos de medicina forense, institutos de protección del menor...".
Cambio de estrategia
¿Qué se puede hacer entonces? Soslayando que la fase de dar a conocer las cualidades y potencial del criminólogo "debería estar superada" (según Miró), ¿qué falta para avanzar? El docente de la UDIMA y reciente vicedecano del Colegio de Criminología de Madrid, Abel González, apuesta no tanto por reclamar al Estado esas plazas públicas, sino por buscar "proyectos". En su opinión, si se consiguen investigaciones a nivel local, esas plazas "empezarán a venir".
Por otra parte, Clara Fernández (coordinadora de Criminología de la UCM) sostiene que es necesario convencer al legislador de que se incluya al criminólogo en las leyes. "Hasta que no se recoja en una ley de enjuiciamiento civil o criminal, no se les va a reconocer", reflexionaba. "Necesitamos esa ley marco para regular la profesión, sin enfrentarnos a ningún colectivo", apoyaba Balfagón.
Y es ahí parece haber debate: enfrentarse a algún colectivo. "Que no se vea como una profesión competitiva ni excluyente del resto de profesionales y equipos de instituciones penitenciarias", decía Claudia Álvarez (Pta. de estudiantes de Criminología UCM). Una visión que ponía en duda el presidente de la SEIC cuando señalaba que "quizás haya que cambiar de estrategia".
Quizás haya que admitir que los criminólogos "sí somos competencia" para otros sectores. Y aún más, es posible que los criminólogos estén "mejor preparados" en "muchos ámbitos", apuntaba Miró. Tal vez haya que cuestionarse no sólo en qué lugares debe estar el criminólogo, sino qué tipo de perfiles cubren según que puestos, y atender a las competencias requeridas para ello, desarrollaba.
Universidad y sector privado
Eso mismo, aprovechar las competencias concretas, es lo que parece haber hecho el sector privado, que según González está "llevando la delantera al público". Las empresas se han dado cuenta de que los criminólogos tienen muchas cualidades demandadas; no sólo en ciberseguridad, sino también en prevención de pérdidas y riesgo empresarial, compliance e incluso recursos humanos.
Aquí el doctor en Criminología aprovechó para mandar un recado de manera general a las universidades españolas: elaborar un estudio "en condiciones" sobre el nivel de inserción laboral del criminólogo; "quizás nos llevemos una sorpresa", vaticinaba, como le ocurrió con sus propios alumnos. Una información importante que debe ser "veraz" coincidía Fernández.
La coordinadora de Criminología de la UCM reconocía, no obstante, que tienen "un problema" para generar esa información: cómo encuestas a egresados que ya no están vinculados a la universidad. Pero sí evaluó esa potencial especialización que intrigaba a González: "Coincido con Abel; este año hemos visto que escogían a muchos criminólogos para seleccionar currículums" en empresas para puestos de trabajo específicos, trasladaba.
En este sentido, la alumna de la UDIMA aportaba una fuente interesante. Animaba a estudiantes, colegios profesionales y universidades a contactar con la base de datos de la Sociedad Interuniversitaria de Estudiantes de Criminología (SIEC) a la que pertenece. Allí tienen información "recopilada y tratada" de sus encuestas anuales sobre intención profesional y conocimientos de la oferta de prácticas universitarias por parte de los alumnos. El 75% las conoce, pero sólo el 8,6% de estos considera que son suficientes.
Quizás las universidades, en lugar de exigir al Ministerio deberían poner en marcha ese cambio de estrategia que planteaba Miró. Empezando por "mejorar sus propios Grados a las auténticas necesidades, probablemente hacia esas salidas privadas".
Desde luego parece que, aunque quede todavía mucho por recorrer, la oportunidad de la Criminología es "histórica" para competir con otras titulaciones, decía Faustino Brañas. El decano del Colegio de Criminólogos de Asturias añadía: "No perdamos la perspectiva de la juventud de esta titulación, pues nos hace caer en el pesimismo".