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El capital intelectual explica "cada vez más" el valor real de la empresa frente a la información financiera tradicional
Mié, 20/04/2022
La forma de crear valor en la empresa ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. El beneficio tiene ya una importancia "limitada" para reflejarlo, pues las cifras contables y de mercado no coinciden. El conocimiento como factor productivo ha trastocado todo. Las grandes compañías se apoyan cada vez más en el llamado Capital Intelectual: activos intangibles que representan la utilidad de ese conocimiento, pero que todavía no están del todo concretados, regulados y menos aún homogeneizados.
Por Alberto Orellana
Estas son, a grandes rasgos, las conclusiones que recoge con éxito la tesis del doctor de la UDIMA, José Ignacio Llorente: Limitaciones de la información financiera tradicional para explicar el valor de la economía actual. Evidencias en el sector de los operadores de telecomunicaciones en España. Su investigación comenzó cuestionando la utilidad de la información financiera tradicional (beneficio y patrimonio neto, capitalización bursátil...) para explicar el valor real de las empresas.
Su trabajo indica que los informes financieros de las compañías son insuficientes para reflejar su valor en el mercado, por lo que es necesario complementarlos con otros no financieros: Llorente destaca el Informe del Modelo de Negocio, el Informe de Capital Intelectual, y el Informe de Gestión.
Todos hacen referencia a una información que parece "oculta": los activos intangibles. Esta debe formalizarse y auditarse con "criterios y soporte tecnológico" para lograr lo más difícil: combatir su escasa proyección. Es decir, estimar el valor futuro de los intangibles.
A través de un análisis cualitativo y cuantitativo, Llorente logró encauzar esta problemática de carácter "estratégico" en el tejido empresarial. Por un lado, encuestando a 45 agentes del sector de las telecomunicaciones: 15 académicos (catedráticos, doctores, expertos en estrategia y contabilidad); 15 generadores de información corporativa (directivos de los operadores, expertos en finanzas, operaciones y tecnología); y 15 usuarios de dicha información (analistas, consultores, reguladores, auditores...).
Por otro lado, Llorente elaboró una comparativa para cada uno de los cinco operadores principales del país: Telefónica, Orange, Vodafone; Más Móvil y Euskaltel. El objetivo era comprobar si existía correlación directa entre la evolución de 26 variables (entre ellas el balance, la cuenta de resultados o el cash flow) y sus respectivas cotizaciones bursátiles entre 2008 y 2017 (desde la burbuja de las 'puntocom' y con la recesión de fondo).
El resultado refleja "diferencias de opinión significativas" sobre esta correlación entre los expertos. O, al menos, un consenso "parcial" y sólo en unas pocas cuestiones. Ninguna de sus proposiciones fue rechazada por los encuestados. Es más, “solamente la solvencia y el endeudamiento repiten correlación para las tres grandes compañías analizadas (Telefónica, Orange y Vodafone)", recoge Llorente.
Contando intangibles
La tesis del doctor de la UDIMA prueba que los operadores se han visto afectados por el impacto del conocimiento como factor productivo. Y cómo las variables clásicas "no recogen en su totalidad el valor de los activos intangibles", que son los "principales generadores de valor en la actualidad", subraya.
Además, a la normativa contable actual le cuesta reconocer dichos activos, "especialmente los generados internamente" en la compañía. Algo que debe cambiar, apunta Llorente, en un sector que ha tecnificado y "desintegrado" su cadena de valor de forma espectacular en las últimas dos décadas.
Pero, ¿Cómo contamos intangibles? El capital intelectual, (dentro de la información no financiera) que tiene la empresa para crear competencias (y así, valor), reside en cuatro elementos: los trabajadores, la estructura (conocimiento tecnológico, organizativo) de la compañía, las relaciones de esta con el mercado (capital negocio y social), y la innovación.
Actualmente la normativa de información no financiera se incluye en informes que hablan de cuestiones medioambientales, sociales, personal, derechos humanos, lucha contra la corrupción y el soborno, políticas de diversidad… Y al estar basada en un carácter histórico, se concreta por "aspectos desiguales" como su manejabilidad, comparabilidad y verificación. Así, Llorente cree que "es necesario considerar la falta de regulación para normalizar y armonizar la información sobre capital intelectual".
Y es que no es sencillo reflejar estos activos "si no hay mercado" en el que enmarcarlos. Lo que hace que tampoco sean fáciles de acreditar (los requisitos no están claros). Son activos no registrados a nombre de la empresa, por lo que hacerlos de uso exclusivo de esta también es complicado. Y por todo ello es igualmente difícil de demostrar cómo estos activos van a generar rentabilidad y flujos de caja. Es decir, estimar su valor en el futuro.
Regulación en el mercado de las OTT
El mercado de las telecomunicaciones sufrió hace unos años la entrada de nuevos actores: además de los operadores clásicos se unieron los fabricantes de dispositivos (Apple) y los proveedores de contenidos (Netflix). Considerados como operadores Over The Top (OTT), son "jugadores agresivos" de otras industrias. Y llegaron para quedarse y modificar por completo el concepto de valor empresarial, dentro y fuera del sector.
Los OTT no sólo compiten con los operadores clásicos, sino que están desintermediándoles; es decir, relacionándose directamente con los clientes ofreciendo sus propios servicios. Algo que "erosiona" la ventaja competitiva de los actores tradicionales, advierte el doctor.
“Es interesante ver cómo los propios consultores recomiendan a las operadoras [tradicionales] construir nuevas ventajas competitivas y entrar en nuevos negocios adyacentes, hace unos años impensables. Por ejemplo, servicios de alarmas, contenidos audiovisuales, o incluso préstamos financieros. Actores que antes no tenían importancia y desde luego no eran competidores de los operadores, ahora lo son”, reflexiona Llorente.
Además, los OTT llevan su contabilidad a través de las NIC (Normativa Internacional de Contabilidad), pero los intangibles "no pueden contabilizarse en balance". Ahí es donde Llorente señaló también cómo los propios analistas y financieros del sector hacen "uso regular" de indicadores específicos no financieros. Es decir: "Persiste un gap entre información financiera y no financiera que no es coherente con los modelos de negocio actuales basados en el conocimiento", señala entre sus conclusiones.