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Arturo de las Heras: “Hay que repensar cuál es el lugar de la universidad”
周一, 01/07/2024
El presidente del Grupo Educativo CEF.- UDIMA, Arturo de las Heras, advirtió este lunes de la necesidad de dotar a las universidades de una auténtica autonomía, de la que tanto se habla, pero que, a su juicio, no es real, con el fin de facilitar su desarrollo, progreso y eficacia en el proceso de aprendizaje de los alumnos.
Redacción UDIMA Media
Esto dijo Arturo de las Heras durante su intervención como ponente en el Curso de Verano de la UCM en San Lorenzo del Escorial, a iniciativa del Ilustre Colegio Oficial de Gestores Administrativos de Madrid, ‘Retos y oportunidades de las profesiones’, donde compartió su experiencia y conocimientos en una mesa redonda con Victoria Ortega, presidenta en funciones de Unión Profesional, y Juan Cayón, rector de la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT), moderada por Manuel Lamela, presidente de Acountax y Fundación Lafer.
El también presidente de ANCYPEL, la Asociación Nacional de Centros y Proveedores de e-Learning, lamentó lo que llamó una “superregulación” sobre las universidades que les impiden dar los pasos necesarios para, por ejemplo, satisfacer las demandas de las empresas, necesitadas de ocupar empleos para los que no encuentran profesionales acreditados.
Culpa de ello, significó durante su alocución, son las trabas burocráticas y la lentitud con que las autoridades administrativas competentes resuelven cualquier iniciativa que aspire a satisfacer esa demanda empresarial por medio de la propuesta de planes de estudios actualizados y adaptados.
“Por un lado, intentamos unas cosas y por otro hay una súperregulación; es lo mismo que lo de la autonomía universitaria… ¡pero si no tenemos ninguna autonomía!”, se lamentaba Arturo de las Heras, quien enfatizó en que “muy pocas cosas pueden hacer las universidades si estamos, como así es, supervigilados y superregulados”.
“Cualquier pequeño paso que queremos dar en cualquier camino enseguida te dicen, ‘no, debes tener tantos estudiantes; para títulos propios, el doble; el grado con el posgrado, también parecido’. Ojalá tuviésemos una bola de cristal para saber en qué titulación vamos a tener éxito y en cuáles no”, agregó.
En este contexto, Arturo de las Heras llamó la atención sobre otro problema que atenaza el desarrollo de las universidades desde su principal patrimonio, como son los docentes. Unos profesores a los que se carga con unas exigencias, no solo burocráticas, sino probablemente desproporcionadas en lo que concierne a las acreditaciones.
“En la carrera académica, los profesores necesitan una investigación y una publicación sistemática para conseguir esas acreditaciones que les permita prosperar en el escalafón profesional. Eso, que está bien, tiene como contrapartida que queden lejos de la práctica, de esa práctica que las profesiones están demandando. Así que, quizá cambiando un poco el marco regulatorio, las universidades tendrían más fácil su aproximación al mundo empresarial, y cumplir mejor con lo que el alumno espera de sus docentes y de la universidad en sí misma”, señaló Arturo de las Heras.
A colación de este asunto, refirió la asociación que preside, ANCYPEL, a la que pertenecen muchos centros no universitarios “que a lo que se dedican es a formar para el empleo”. Cuestión que dejó a la reflexión porque, ¿qué utilidad tiene la formación universitaria, si no es el hallazgo de un empleo, y uno de calidad.
“Muchas veces la Universidad quiere hacer más cosas o simplemente se quiere acercar a la empresa, pero tenemos tantas cortapisas que convierte en complicado, por ejemplo, que hagamos investigaciones conjuntas, públicas y privadas, donde aún nos miran un poco con desconfianza”. Es por ello, que afirmó la oportunidad, cuando no la necesidad, de “repensar cuál es el lugar de la Universidad”.
Su papel como generador de empleo, es innegable, lo que puso en valor: “Si vemos los porcentajes de desempleo, cuantos más estudios, menos es ese porcentaje. Donde está el gran problema”, recordó, “es en quien no terminan sus estudios. Esos son el gran problema, porque a un universitario sí que le puedes reciclar en estas nuevas tecnologías, pero a alguien que con dificultades acabó el colegio no se recicla en nada”.
Contra la hiperespecialización
Para Arturo de las Heras, lo que en realidad persigue un grado universitario “es darte un sentido común suficiente como para que cuando llegues al trabajo, cuando termines tus estudios, te puedas especializar, bien haciendo un máster o bien haciendo un curso”.
Sobre ello, juzgó que hay nuevas profesiones que a lo mejor no tienen la entidad como para crear todo un grado universitario sobre esa nueva profesión. “A mí me daría miedo que mis hijos hicieran una carrera que los hiperespecializase” y confío esa especialización a los posgrados y escuelas de negocios, “que sí que pueden ofrecer una formación más práctica”.
En definitiva, zanjó la cuestión, los grados universitarios tienen que “dotar a las personas de la capacidad y del análisis crítico para poder desarrollar cualquier profesión y, a partir de ahí, la empresa tiene la obligación de formarle y de irle adaptando a su necesidad concreta”.
Como colofón a sus consideraciones compartidas en este curso de verano, Arturo de las Heras aseveró que “estamos en un momento en el que los cambios se van produciendo poco a poco, pero creo que la Universidad va a ser capaz de adaptarse. Viene adaptándose desde hace casi mil años, no en vano”.