Leo Farache: La colaboración entre profesores y padres “también es innovar y transformar la escuela”

周五, 09/03/2018

Foto de familia (Redacción y fotografías: Alberto Orellana y Marta Peiro)

Reputados expertos debaten sobre el modelo de educación del futuro en el School Management Day, con la colaboración del Grupo CEF.- UDIMA

“Colaborar con padres y madres también es innovar y transformar la escuela”, afirmó en su intervención en el School Management Day el profesor universitario, economista y director creativo Leo Farache, uno de los mayores expertos en el ámbito educativo en España, quien remarcó la necesidad de “hacer equipo de un lado y de otro”.

El autor de ‘Gestionando adolescentes’ y ‘Los diez pecados capitales del jefe’, así como actual director de Gestionando Hijos y de Educar es Todo, señaló, además, el saber “cómo funciona el cerebro del alumno” para así mejorar la comprensión de lo que demanda, de lo que espera de nosotros, padres y profesores.

“La discusión es buena por naturaleza”, subrayó, al tiempo que insistió en que “la participación de los padres es clave en el éxito escolar de sus hijos”. “Es una tarea tan apasionante como difícil”, admitió, y concluyó recordando que “el activo más importante de una buena educación” es, también, “el estado de ánimo de los profesores”.

Roque de las Heras, presidente del Grupo CEF.- UDIMA, fue el encargado de inaugurar esta I Jornada de Gestión de Centros Educativos convocada por SchoolMarket y la Universidad a Distancia de Madrid, ocasión que aprovechó para afirmar que “la educación es la tarea más bonita y más compleja que existe”. La profesora de Periodismo, Publicidad y Marketing, María Alcolea, fue la conductora del evento.

Otro de los ponentes fue Joaquín Danvila, director Comercial y de Marketing de la institución académica, quien centró su intervención en la educación a distancia, de la que dijo que, si bien con ella “se pierden muchas cosas, también se ganan muchas otras”. Explicó que, como en toda empresa, la educación “tiene un target”, pero agregó que “tenemos que mirar fuera: en el mercado digital”.

Un entorno digital que, a su juicio, es “perfecto para llegar al perfil de los nuevos estudiantes” y a “gente que de otro modo no podría acceder” a dichos estudios. Al respecto, indicó que hay que mantener el contacto con los antiguos alumnos, “una joya que nos recomienda, trae más alumnos y representa los valores del centro”.

Y mea culpa entonado casi a coro: “Nos cuesta admitir que tenemos que mejorar. Nos pasamos el día dando lecciones y nos cuesta admitir errores. El futuro está en manos de los alumnos y tenemos que adaptarnos a ellos”, avisó.

Por su parte, Juan Carrión, economista, ingeniero y psicólogo, entre otras cualidades académicas y profesionales, y quien tituló su intervención ‘Liderando el cambio y la innovación’, habló de que “hay dos tipos de organizaciones: las adaptativas y las no adaptativas al mundo” e indicó que cualquier organización tiene que “pensar a todos los niveles”, de forma global, porque “estamos en un entorno disruptivo que no sabemos cómo va a ser”. Un entorno lleno de “cisnes negros: las cosas extremas que no pensamos que no van a pasar”, pero que también alcanzarán a la educación.

En su opinión, “el tema no es lo rápido que cambia en el entorno, sino lo rápido que puede cambiar tu empresa”. Las nuevas empresas, dijo, “buscan a los ‘intraemprendedores’ dentro de su organización, que generan valor”, y, en este sentido, advirtió, que hoy “cualquier becario puede ser más listo que tú, y tienes que metértelo en la cabeza”. “Hay que romper los paradigmas organizativos clásicos”, y para ello “hay que romper con nuestros miedos”.

Sobre el marco regulatorio trató Javier de los Ríos, quien enfatizó una realidad incontestable, que es que “ya no hay clientes, sino usuarios”. En el contexto de la jornada, explicó que las tareas de un centro educativo son “educar y formar en valores, y gestionar económicamente una empresa”, y en ello, “la regulación impacta en todo lo que hacemos”, como en “nuestra relación con los clientes”.

“Hoy el incumplimiento de la normativa genera”, más allá de una sanción, “un perjuicio de reputación muy importante”, razón que lleva a determinar que “el compliance no es solo obligatorio, es imprescindible”.

Paloma Sanz García abordó la llamada ‘generación Z’, de la que, para empezar, “está conectada permanentemente a una experiencia digital”. Lo que quieren, dijo, “lo quieren ya”, y su motivación dependerá “de que les guste lo que están haciendo”. Son una generación con acceso a mucha información, “que te van a cuestionar todo”, pues vienen “con un modelo parental diferente donde hay una mayor negociación”.

Enunció que las competencias del profesor de la ‘generación Z’ se resumen en una: “El derecho a enseñar a alguien te lo tienes que ganar”. Dichas competencias incluyen, a su juicio, “saber cómo funciona el cerebro humano; tener creatividad y ser resolutivo; ser global (idiomas, experiencia extranjero, contactos…); ser un ‘Teki’ digital para entrar en sintonía con los alumnos”, y conseguir que aquellos “estén centrados”.

El profesor de la UDIMA Julián Roa, otro de los reputados expertos que reunió en torno a esta jornada el doctor Víctor Núñez, fundador y CEO de SchoolMarket, habló en su intervención de las llamadas ‘4 Esquinas de la Innovación Educativa (MORE)’. “La palabra tradicional no es mala per se. No hay una propuesta buena o mala”, dijo, “sino que todo depende de cómo esté de preparado mi centro para llevarla a cabo”.

Aquí es donde juega MORE (Metodología, Organización de los espacios, Recursos y Evaluación). Metodología es “elegir una plantilla que se adapte al entorno”. Organización de los espacios, “tener en cuenta qué espacios tengo para ver mis posibilidades educativas es la clave para innovar”. Recursos educativos: “La ley obliga a tener un laboratorio que a menudo luego no se usa”, y, por último, Evaluación: “Hay que dar una vuelta al modo de evaluar. ¿Hay alguien que evalúe competencias?”, se interrogó. “No cojamos a alguien brillante y lo metamos en un aula llena de ordenadores, porque no podrá enseñar nada”, sentenció.

Fue Fernando Checa quien profundizó en la digitalización en la educación, tras afirmar que “el mundo ha cambiado y todavía hay alguno que no se ha enterado”. “Los niños”, señaló, “no vienen codificados de manera diferente a hace 40 años”, pero, avisó, “tienen acceso a una tecnología muy potente y cada vez más fácil de usar”.

Es por ello que, habiendo como hay “una necesidad real de enseñar de una manera diferente, porque los chicos y chicas se enfrentan a situaciones diferentes”, se hace preciso desarrollar algunas tendencias, como lograr gestionar el uso de los teléfonos en la clase, generar entornos virtuales (campus virtuales) o afrontar con naturalidad las redes sociales, que “son la materia prima con la que trabajar con los alumnos”, desde su punto de vista. Con todo, advirtió, “los estudiantes van a exigir que seamos capaces de crear experiencias distintas”.

Miguel Ángel Pérez, director del I.E.S Hotel Escuela de la Comunidad de Madrid, tituló su ponencia ‘La era dorada de la FP’, en la que trasladó a los asistentes la realidad de que “estamos en una etapa en la que los alumnos tienen que decidir por su cuenta qué quieren hacer”. “La tiza”, agregó, “la tiene que coger el alumno, no el profesor”, y subrayó que “si queremos que los alumnos aprendan, tienen que enfrentarse a situaciones reales con las que luego van a encontrarse”.

“En un mundo tan abierto y globalizado”, donde es tan importante la flexibilidad, “hay que intentar abrir los campos y buscar soluciones para que los chavales puedan resolver los problemas por ellos mismos”, explicó, para concluir que hoy en día “hay que instruir en más de una habilidad”, porque si no “formamos a máquinas”.

Otro de los ponentes fue Manuel Ángel Maestro, teólogo y miembro directivo de la Fundación Educativa Santo Domingo (FESD), quien comentó que para reorganizar los colegios religiosos de familias de credos muy antiguos (dominicos) hay que pasar la gestión del centro por parte frailes y monjas, a ser liderada por laicos con una aportación de estos credos.

Esto se logra reconvirtiendo los colegios religiosos “en fundaciones”, detalló, para, a continuación, aseverar que “es muy difícil que un colegio sobreviva aislado, sin pertenecer a una red”. En este sentido, subrayó las ventajas de esta reorganización de los colegios religiosos, empezando por “relanzar un proyecto institucional y crear expectativas de futuro en el personal y las familias, actualizar formas de gestión, con un estilo más profesional, sentir un apoyo más institucional y convertirse en una institución de referencia y garantizar puestos de trabajo”. “Todo tratando siempre de mantener y garantizar la viabilidad y continuidad de la evangelización”, precisó.

El director del Departamento de Criminología de la UDIMA, Abel González, deslizó sus apreciaciones en torno a las posibles soluciones para contrarrestar los efectos del bullying, ciberbullying y otros problemas en los centros. Lo hizo partiendo de la premisa de la responsabilidad del centro frente al bullying: “Desde los juzgados se pide al centro que implemente estrategias que detengan el acoso”, dijo, pero el problema en muchos casos “es el desconocimiento del caso, por el silencio, que impide aplicar un protocolo de actuación”.

Para el doctor González, “los jueces van a degüello a por los centros”. ¿Cómo prevenimos estos casos de abusos?, se preguntó: “Es complicado, pero si tenemos sospechas nos van a pedir que hagamos algo; sino, tendremos problemas” como centro.

Advirtió en este sentido que “la profesión docente tiene un elevado riesgo de acabar en prisión”. En estos supuestos, “el peso de solucionar el problema recae sobre el equipo directivo, que debe ser un investigador más”. Por tal motivo, “hay una necesidad de formar a los profesores” en responsabilidades penales, por lo que a menudo “conviene la asesoría externa (auditoría criminológica)”.

Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de COFAPA, expuso que “hay que desmitificar” el papel negativo de los padres desde el centro. “Somos los primeros educadores, pero no somos profesionales”, arguyó. En un colegio “compramos un producto que va a durar los siguientes 23 años”. El proyecto educativo de unos padres son los profesores de sus hijos, dijo, y añadió que “el equipo del que no podemos prescindir, y lo único que le pedimos es que no nos juzguen”. “En ese binomio que formamos familia y escuela”, agregó, “la familia es el corazón y la escuela el cerebro. Y tenemos que ir de la mano, no podemos competir”.

En su opinión, el gran mal de los padres hoy en día es el sentido de la culpabilidad”. “Los encuentros cara a cara de los profesores con los padres son fundamentales” para mantener la confianza entre ambos, y, por ello, hay que “cuidar la información que llega del colegio”, para que esta no venga exclusivamente desde los niños.

Juan Ignacio Jiménez, director de Bachillerato del Colegio Claret de Madrid ligó con esta cuestión y señaló que “estamos en medio de directores, profesores, personal, alumnos, familias...”, lo que hace imprescindible el “conseguir que todo nuestro estamento educativo alinee sus objetivos” a través de los mandos intermedios, “para beneficio de los alumnos”.

“Hay que apostar por el cambio, pero hay que cuidarlo”, dijo, y afirmó que la coordinación “debe generar inspiración, ese ambiente en el que el resto de profesores sientan que pueden aportar algo al centro”. “Debemos crear un espíritu receptivo, involucrando, valorando” y estableciendo “una red de conocimiento”, que es el “capital más importante de un colegio”, pues “en la comunicación nos jugamos todo, tanto de cara a las familias como de puertas para adentro”. Por ello hay que apostar por una “comunicación firme pero cercana y transparente (démosles las razones de las decisiones) y rápida”.

Cerró este evento su promotor, el doctor Víctor Núñez, quien enunció los 7 pecados capitales del Marketing Educativo, su especialidad. A saber:

- Pereza: “Trabajar con todo el equipo directivo es imprescindible para sacarlo de su zona de confort.

- Lujuria: “Al marketing todo el mundo le mete mano; todos entran y salen con una soltura tremenda”.

- Soberbia: “El más recurrente”; “rechazar todo aquello cuando se ignora”. Muchos colegios ignoran nuevas técnicas de marketing educativo alegando “que les va bien”.

- Gula: “Yo me lo guiso, yo me lo como”. “¿Por qué no delegas en la gente?”.

- Orgullo: Algunos colegios dicen que “viven de su prestigio”, para no cambiar.

- Envidia: “Vivir copiando lo que hace otro”. Son “colegios que van a rebufo de lo que otros hacen”.

- Ira: “La ira de la frustración de no dar con la tecla ni dejarse enseñar”. El centro “se paraliza, culpando al plan del marketing”, que “no es matemático, puede fallar”, pero no puede ser la excusa para no cambiar”.

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Foto de familia (Redacción y fotografías: Alberto Orellana y Marta Peiro)