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Una tesis defiende adecuar la legislación de los terrenos de caza para "garantizar su conservación"
周三, 17/02/2021
Caza
La caza en España ha tenido un papel determinante en el ecosistema natural del país, dada su abundante riqueza de especies silvestres. Dichos recursos biológicos han necesitado una regulación cada vez más estricta para garantizar su protección. Y, si bien la acción del hombre en la naturaleza es necesaria como parte del ecosistema, la normativa actual aqueja cierta anacronía y sobre todo una disparidad competencial que menoscaban el efecto sostenible de la práctica cinegética en el entorno.
Por Alberto Orellana
Esta es, en esencia, la conclusión de la tesis 'La gestión sostenible de los recursos cinegéticos y su influencia en la preservación del ecosistema' que ha presentado Alfonso Santos Sotelo en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UDIMA. El ya doctor plantea en su investigación que el marco normativo nacional sobre caza (de 1970) ha dado "muy buenos resultados" (creando cotos de caza y fomentando las especies cinegéticas).
La Constitución de 1978 permite a las Comunidades Autónomas establecer su legislación propia en materia de caza (cosa que han hecho todas, salvo Madrid y Cataluña, que se rigen por el texto anterior). El problema es que han seguido las directrices de esa ley de 1970 "sin tener en consideración adecuada" la norma estatal actual, señala. Es decir, no han atendido principalmente la Ley 42/2007 de patrimonio natural y biodiversidad, "ni las circunstancias actuales del sector cinegético y del medio natural".
Esto hace que las Comunidades Autónomas apliquen la ley "de manera sesgada", critica Santos Sotelo. Porque establecen un marco normativo "mediante decretos y ordenes que pretenden actualizar los aspectos desfasados de la ley de 1970, (la clasificación de los terrenos, el control de daños o las sueltas y repoblaciones)". Cambios que deberían regirse por una ley que ofreciera "mayores garantías", basada en criterios técnicos, desgrana el autor de la tesis.
Uso "razonable" del terreno
Lo que Santos Sotelo defiende, también siguiendo la Carta Magna, es hacer un uso sostenible del terreno destinado a la caza. No sólo para mejorar esta práctica en sí, sino porque, como dice: "Los terrenos cinegéticos debidamente ordenados y gestionados son garantía de conservación de las especies tanto cinegéticas como del resto".
Un aprovechamiento racional que prevé la Constitución y que recuerda el necesario "equilibrio" entre las especies de caza y otras muchas especies protegidas, a las que sirven de alimento. "La mano del ser humano debe estar presente, como siempre", apunta, "pues formamos parte del ecosistema", pero "de una manera racional". Además, los espacios naturales protegidos antes fueron espacios de caza, y deben seguir siéndolo para mantener ese equilibrio natural, como en Monte del Pardo o Doñana, cita el autor.
Para tener claro a qué se refiere el autor con uso "razonable" del terreno destinado a cazar, una sentencia del Tribunal Supremo en 2018 argumenta en este sentido. Lo que el órgano judicial viene a decir es que "el derecho a aprovechar los recursos naturales como la caza debe efectuarse en base a unos estudios adecuados para conocer el estado poblacional de las especies", comenta Santos Sotelo. Y, partiendo de esos informes científicos, establecer cupos de captura, modalidades adecuadas para cada especie, etc.
Ordenar y planificar
Es decir, que el aprovechamiento de los recursos naturales "es legítimo", pero debe efectuarse de una manera "ordenada, garantizando su pervivencia", reflexiona el autor. Esto es lo que propone en la tesis cuando pide "unificar" la normativa de las comunidades, y de lo que podemos aprender de países como Francia o Portugal. Según Santos Sotelo, "es totalmente necesario para facilitar la comprensión de la normativa y para su aplicación".
"Imagínese una persona cazadora, que practica esta actividad en varias Comunidades Autónomas, la complejidad que supone su entendimiento y seguridad jurídica", abunda. Además, ayudaría a evitar la "artificialización de la actividad cinegética". Práctica que implica soltar especies de granjas para su caza inmediata, como medio para contrarrestar el descenso de dichos ejemplares. Algo que está sucediendo sobre todo con la perdiz roja.
El problema es que esta aparente solución ocasiona, cuando se hace sin las debidas garantías, "la posible hibridación de la especie y la pérdida de su calidad genética", denuncia. "Yo planteo una caza más natural, más racional o sostenible", aclara, "que a corto o medio plazo redundará en beneficio de todos". "Lo que quiero transmitir es la necesidad de 'cazar' con criterios adecuados a las circunstancias actuales, mediante una adecuada ordenación y planificación del territorio".