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Importancia de la Modelización Computacional y la Predicción de Riesgos, como factores de prevención de enfermedades altamente letales
Mon, 21/11/2022
Organizada por el Consorcio de Compensación de Seguros, organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, el doctor Javier Cabo Salvador, director del Departamento de Ciencias de la Salud y Catedrático de Gestión Sanitaria y Ciencias de la Salud de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, impartió este jueves, una conferencia magistral donde expuso y recalcó la importancia de la utilidad del empleo de los Análisis Predictivos.
Un augurio para el que se utilizan técnicas estadísticas y las nuevas tecnologías de modelización computacional, “Big Data” y “Machine Learning”, capaces de extraer y generar datos, e identificar riesgos y oportunidades, para así poder realizar predicciones que ofrezcan la posibilidad de poder anticiparse al futuro de una manera preventiva, entrando de esta manera en el nuevo cambio de paradigma de la Medicina de Precisión Personalizada que el propio científico defiende.
Desde el Parador Monasterio de San Marcos de León del siglo XVI, el doctor Cabo señaló la utilidad de los diferentes tipos de análisis computacionales: descriptivo, diagnóstico, predictivo, prescriptivo y preventivo, para crear Modelos Predictivos basados en técnicas de regresión, como la regresión lineal, la elección discreta, las series temporales, los árboles de clasificación y las técnicas de “Machine Learning” y el “Data Mining”, como el “Gradient Boosting”, el “Random Forest”, y el “Bagging”, para producir modelos en forma de árboles de decisión; y los “Análisis Bayesianos” y las “Redes Neuronales Artificiales”.
Estas herramientas, afirmó Javier Cabo, permiten crear una combinación de modelos de aprendizaje, mejorar el resultado global y analizar y relacionar grandes bloques de información (minería de datos), obtener patrones y tendencias significativas y así poder crear “Modelos de Decisión” basados en técnicas como la “dinámica de sistemas” desarrollada en el MIT.
De esta manera, apuntó Javier Cabo, se puede analizar y modelar el comportamiento temporal en entornos caóticos y complejos como es el ser humano, y describir la relación entre todos los elementos de una decisión, siendo de este modo capaces de predecir los resultados y poder tomar una decisión más objetiva y segura, involucrando una gran cantidad de datos estructurados y variables.
En su opinión, en el mundo médico en general y en el campo cardiovascular en particular, este “análisis predictivo” es de una gran utilidad para determinar qué pacientes están en riesgo de desarrollar determinados problemas patológicos o enfermedades cardiovasculares (ECV) y para dar apoyo en las decisiones tomadas en la elección de las diferentes indicaciones terapéuticas y procesos asistenciales.
Recalcó durante su charla la importancia de utilizar este tipo de análisis predictivo para poder actuar de forma preventiva y evitar la aparición de las temidas patologías cardiovasculares, que son la causa más frecuente de mortalidad a nivel mundial.
En su disertación, Javier Cabo afirmó que las enfermedades cardiovasculares tienen un gran impacto tanto a nivel social (en cifras de morbilidad y mortalidad), como a nivel económico (gasto socio sanitario). No obstante, a pesar de su gran importancia y repercusión social, la mayoría de ciudadanos de la Unión Europea (UE) no son todavía conscientes del potencial impacto letal de las patologías del corazón sobre la población.
Según una reciente encuesta efectuada por Daichi Sankyo, compañía farmacéutica japonesa, realizada durante el marco de la campaña We Care for Every Heartbeat, a personas de cinco países europeos (Reino Unido, Italia, Alemania, España y Países Bajos), se evaluó el grado de conciencia y comprensión de la población general con respecto a las enfermedades cardiovasculares y su impacto en la sociedad.
Como resultado de esta encuesta se objetivó que, como media, solo el 24% de los encuestados conocía que la enfermedad cardiovascular era la principal causa de muerte a nivel europeo, cifra que descendió hasta el 19% en España, país con menos consciencia del potencial impacto letal de las patologías del corazón a nivel europeo.
Cabo citó en su ponencia que cada año se registran en Europa cerca de 4 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares (ECV), lo que supone una media de 10.000 fallecimientos al día, siendo por lo tanto su prevalencia muy alta. Como dato reciente señaló que en el año 2020 más de 60 millones de personas vivían con ECV en la UE, diagnosticándose cerca de 13 millones de casos nuevos al año. Incidencia, que con las predicciones de incremento de la longevidad y de la esperanza de vida esperadas, se verá incrementada en los próximos años.
Solo ya la cardiopatía isquémica provocó 126 muertes por cada 100.000 habitantes en la UE y fue responsable del 16% de las muertes a nivel mundial. En España, la tasa media estandarizada de mortalidad cardiovascular en 2020 fue de 219,4 fallecimientos por cada 100.000 habitantes, siendo la causa más frecuente de mortalidad con un 24,30% de la mortalidad debida a esta causa, seguida del cáncer en un 22,80% de los casos, y siendo a destacar que la mortalidad en mujeres (53,32%) fue superior a la encontrada en hombres (46,67% de los casos).
También destacó el doctor Cabo que dos de los principales factores de riesgo cardiovascular como son el colesterol elevado, en concreto, el C-LDL (lipoproteinas de baja densidad) y la hipertensión, principales factores de riesgo desencadenantes de cardiopatía isquémica e ictus isquémico, pueden ser fácilmente modificables con cambios en la alimentación y en el estilo de vida, asociado en ciertos casos seleccionados con una pauta terapéutica adicional de estatinas y/o un hipotensor o betabloqueante.
A nivel mundial tanto la American Heart Association, como la Sociedad Europea de Cardiología y otras sociedades científicas internacionales, han desarrollado guías de consenso en materia preventiva, tanto de patología isquémica a nivel cardiaco (infarto de miocardio) como a nivel cerebral (ictus isquémico) como, entre otros, el “índice de Framingham”, de Estados Unidos, útil para calcular la probabilidad de desencadenar morbimortalidad coronaria (angina, infarto de miocardio, muerte súbita) en los próximos 10 años tomando como base la edad, presión arterial y el nivel de colesterol.
En este contexto, también está la “tabla SCORE”, a nivel europeo, de riesgo cardiovascular para calcular la mortalidad por ECV (coronaria y cerebrovascular); el “índice Reynolds” también a nivel americano para calcular la probabilidad de morbimortalidad cardiovascular (mortalidad cardiovascular, infarto, revascularización o ictus) tomando como base la edad, presión arterial, el nivel de colesterol, diabetes y proteína C reactiva, y el “índice QRISK” del Reino Unido, para calcular la probabilidad de morbimortalidad por ECV (coronaria y cerebrovascular) tomando como base la edad, presión arterial, el nivel de colesterol y el índice de masa corporal.
Todo ello sin olvidar el modelo “ASSIGN” de Escocia, para el cálculo de la mortalidad por ECV y morbilidad coronaria (ingreso o revascularización) tomando como base también la edad, presión arterial y el nivel de colesterol; el “PROCAM” de Alemania, para el cálculo de la probabilidad de morbimortalidad coronaria (angina, infarto de miocardio, muerte súbita) tomando como base la edad, presión arterial, el nivel de colesterol, la diabetes y los triglicéridos, y, finalmente, la “escala CHA2DS2-VASc”, como factor predictivo para la prevención de ictus en pacientes con fibrilación auricular mediante la administración de anticoagulantes orales.
En palabras de Javier Cabo, “queda todavía mucho trabajo por realizar en términos de concienciación, educación sanitaria y prevención cardiovascular a nivel poblacional, con el objetivo de que los ciudadanos sean más participativos y adopten un rol mucho más proactivo en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, modificando pautas de alimentación y el estilo de vida e incrementando su actividad física y ejercicio diario. Solo así, se podrá lograr disminuir tanto la morbilidad, como las secuelas originadas y la elevada mortalidad provocada”.
Javier Cabo es también catedrático de Ingeniería Biomédica en la Universidad Católica de Murcia (UCAM) y catedrático de Investigación Biomédica en la Universidad Católica Nordestana (UCNE).