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Verónica Nistal: “La inclusión educativa promueve la equidad, justicia social e igualdad de oportunidades del estudiante”
Mon, 08/07/2024
‘Fortaleciendo la Inclusión Educativa: Estrategias para Mejorar Nuestras Prácticas’ es como tituló su ponencia Verónica Nistal, doctora internacional en Psicología Educativa y Ciencias de la Educación, que impartió en el ciclo que organiza la Alumni CEF.- UDIMA, en cuyo marco recordó que “la inclusión educativa es un enfoque pedagógico y social que busca garantizar que todos los estudiantes, independientemente de sus necesidades, tengan acceso a una educación de calidad en un entorno escolar inclusivo”.
Redacción UDIMA Media
Basada en el principio de equidad, la inclusión educativa busca responder a las necesidades individuales y maximizar el potencial de cada estudiante. Este fue el pilar sobre el giró la intervención académica de la también psicóloga y maestra en Audición y Lenguaje, cuya actual línea de investigación se enfoca en la formación del profesorado en inclusión educativa, utilizando tecnología educativa para enriquecer la enseñanza y facilitar el aprendizaje inclusivo.
En la práctica, explicó, la inclusión educativa implica asegurar que todos los estudiantes asistan al mismo centro educativo y participen en las mismas actividades académicas, sociales y culturales. Esto se logra mediante la adaptación del entorno educativo a través de ajustes metodológicos, tecnología digital y apoyo individualizado.
Además, la inclusión valora la diversidad como un “recurso enriquecedor”, promoviendo el respeto mutuo y la aceptación de diferencias. Se enfoca en el desarrollo académico, emocional, social y personal de cada estudiante, fomentando la colaboración entre familias y escuelas para apoyar el aprendizaje y bienestar de los estudiantes. La inclusión educativa, agregó, va más allá de la mera integración física, comprometiéndose profundamente con la equidad, diversidad y el desarrollo integral en un ambiente inclusivo.
En la actualidad, la inclusión educativa es importante por varios motivos. El primero y principal porque promueve la equidad y justicia social, asegurando igualdad de oportunidades para todos los estudiantes. También porque fomenta el respeto y valoración de la diversidad en un mundo globalizado y prepara a los estudiantes para ser ciudadanos responsables y colaborativos.
A todo eso se suma que mejora el clima escolar, creando un ambiente positivo y reduciendo la discriminación y acoso, y optimiza el aprendizaje para todos, enriqueciendo el proceso educativo mediante el intercambio de ideas y experiencias.
Los impactos positivos de la inclusión educativa son significativos. En ello insistió una y otra vez la doctora internacional y profesora de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA. Empezando por la mejora de los resultados académicos de todos los estudiantes al crear un ambiente colaborativo y enriquecido. Igualmente, promueve habilidades sociales y emocionales, fortaleciendo la empatía y el sentido de comunidad, al tiempo que reduce estereotipos y prejuicios al fomentar el respeto y la comprensión mutua.
En paralelo, prepara a los estudiantes para un mundo laboral diverso, desarrollando adaptabilidad y colaboración. En definitiva, “enriquece la experiencia educativa para todos mediante el intercambio de ideas y perspectivas”, dijo.
A nivel mundial, la inclusión educativa es un objetivo primordial y su estado actual refleja tanto avances como desafíos. En muchos países, más del 90% de los niños con discapacidad están matriculados en centros ordinarios. Sin embargo, en países de ingresos bajos y medios, aproximadamente el 40% de los niños con discapacidad no asisten a la escuela, según la UNESCO. La inclusión en centros ordinarios muestra variaciones: en EE.UU., el 63% de los estudiantes con discapacidad pasan el 80% o más de su tiempo en aulas regulares, mientras que en la Unión Europea, alrededor del 70% de estos estudiantes están incluidos en aulas regulares. Italia, valoró, es un “ejemplo notable”. Pionera desde los años 70 en eliminar la escolarización en Educación Especial, “refleja una mentalidad inclusiva destacada”.
En cuanto a los recursos y apoyo, alrededor del 75% de las escuelas en países desarrollados tienen acceso a personal de apoyo especializado, como terapeutas y psicólogos escolares, mientras que en países en desarrollo, esta cifra puede ser tan baja como el 30%. En España, persiste una división clara entre maestros generalistas y especialistas, aunque ambos colaboran para abordar la educación inclusiva de manera complementaria.
Europa aprueba con nota, pero Latam lo hace solo por los pelos
Las percepciones y actitudes de los docentes también varían: en Europa, el 80% de los maestros han recibido formación en inclusión, pero en América Latina, solo el 50% de los docentes se sienten preparados para enseñar en aulas inclusivas. Además, muchos profesores expresan interés en recibir formación en inclusión, pero señalan que esta es insuficiente y a menudo se priorizan otros temas menos relevantes.
¿Cómo implementamos buenas prácticas para fomentar la inclusión educativa? Implementar buenas prácticas en la inclusión educativa es importante para crear un entorno más equitativo y permitir que todos los estudiantes alcancen su máximo potencial. Para la doctora Mistal es fundamental realizar evaluaciones iniciales para identificar las necesidades individuales de cada estudiante y colaborar con especialistas para obtener una comprensión integral de estas necesidades.
Además, hay que proporcionar formación continua a los profesores sobre estrategias de inclusión y manejo de diversidad en el aula, incluyendo habilidades socioemocionales y uso de tecnologías de apoyo, es esencial, así como ajustar el currículo para que sea accesible a todos los estudiantes y permitir diferentes formas de demostrar conocimiento, e implementar planes de educación individualizados para aquellos con necesidades específicas, mejora significativamente el proceso educativo.
Por supuesto, enjuicia la profesora de la UDIMA, integrar tecnología educativa, como software específicos, aplicaciones de accesibilidad y dispositivos de asistencia, facilita el aprendizaje de estudiantes con discapacidades y, claro está, aplicar metodologías activas y participativas, como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje basado en proyectos y la gamificación, junto con estrategias multisensoriales que aborden diferentes estilos de aprendizaje, promueve un entorno inclusivo.
No hay que olvidar el fomento de un ambiente escolar que celebre la diversidad y promueva el respeto y la empatía entre todos los estudiantes, y adaptar los espacios físicos para garantizar la accesibilidad y movilidad de todos, es fundamental.
Por lo demás, la participación de la familia y la comunidad es “vital”; Verónica Nistal sostiene que involucrar a las familias en el proceso educativo y en la planificación de adaptaciones, y establecer alianzas con organizaciones comunitarias que puedan ofrecer recursos y apoyo adicional, “enriquece la experiencia educativa”.
En este sentido, realizar evaluaciones periódicas para medir el progreso de los estudiantes y la eficacia de las estrategias de inclusión, ajustando prácticas y adaptaciones basadas en estos resultados, “es necesario para un seguimiento efectivo”.
Autonomía del estudiante
Fomentar la autoestima y la autonomía de los estudiantes con necesidades especiales mediante el reconocimiento de sus logros y el desarrollo de habilidades para la vida, ofreciendo oportunidades para que participen activamente en su proceso de aprendizaje y tomen decisiones, es igualmente esencial.
Además, promover el trabajo colaborativo entre profesores, especialistas, familias y otros miembros de la comunidad educativa, y participar en redes de profesionales para compartir experiencias y buenas prácticas en inclusión educativa, fortalece el enfoque inclusivo. Estas prácticas no solo mejoran el ambiente escolar, sino que aseguran que todos los estudiantes reciban una educación de calidad y equitativa, concluye la docente de la UDIMA.