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Las 10 competencias básicas que debe tener un Criminólogo del siglo XXI
Tue, 20/03/2012
La UDIMA (Universidad a Distancia de Madrid) ha publicado hoy un decálogo en el que se explican las 10 competencias básicas que deben tener los Criminólogos que deseen ejercer como tal en el siglo XXI.
Este trabajo ha sido elaborado por Rodolfo Gordillo, Profesor del Grado de Criminología de la UDIMA, quien explica que la Criminología, a pesar de girar en torno a un objeto de estudio, la criminalidad, en los últimos tiempos ha ido ampliando su marco de actuación, en paralelo al desarrollo científico, cultural, político, económico y tecnológico, siendo preciso que los criminólogos posean competencias que han formado parte del pasado, del presente y del futuro para ejercer su profesión. En este sentido, para el profesor Gordillo, la definición más precisa y acorde a los tiempos que vivimos, es la que se expone en el libro blanco de la Criminología y que sostiene que “un criminólogo tiene que ser el mayor experto en la seguridad de la población”.
Por tanto, “los aspectos que forman parte de este decálogo, se corresponden a las competencias básicas que deben formar parte del repertorio de un sujeto que quiera afrontar con garantías el reto que supone la Criminología como disciplina científica” asegura Rodolfo Gordillo, Profesor de Criminología de la UDIMA.
Decálogo de competencias básicas para un criminólogo:
- Dominio del inglés. Es el idioma en el que más se publican y difunden los resultados científicos, indispensable para la universalización del conocimiento. Aparte sirve como trampolín a ofertas de trabajo que otros países demandan y en los que existe una mayor tradición criminológica, como Bélgica, Gran Bretaña o Estados Unidos.
- Análisis de la realidad política. El criminólogo tiene que desarrollar un sentido de la justicia, ética y moral, que le permita dirigir críticas hacia el propio Estado de Derecho cuando éste ponga en peligro la convivencia armónica de sus integrantes. La capacidad de crítica, así como de autocrítica será una importante herramienta que habrá que trabajarse desde la primera toma de contacto con la disciplina criminológica.
- Inteligencia social. El criminólogo se va a relacionar con personas cuyos niveles de malestar emocional serán elevados. Por tanto, ser capaz de captar los sentimientos de las personas, recordar detalles de las conversaciones y de los aspectos cualitativos del lenguaje corporal ayudará a establecer dinámicas apropiadas y dará las claves de actuaciones concretas.
- Dominio de las nuevas tecnologías. La criminalidad no entiende de idiomas, razas o clases sociales y el mundo globalizado cada vez va más deprisa gracias a los nuevos hallazgos que permiten la interacción casi inmediata de nuevos descubrimientos. Por ello, cada vez es más necesario la puesta en común de proyectos a escala internacional sin necesidad de largos desplazamientos y para los que el manejo de las nuevas tecnologías se torna esencial.
- Liderazgo. Un criminólogo tiene que saber tomar decisiones, promover iniciativas, dirigir y coordinar equipos humanos, así como elaborar estrategias para lo que será necesario una habilidad como el liderazgo que englobe tales características.
- Capacidad deductiva e inductiva. La investigación científica se origina gracias a estas habilidades. Con ellas el científico capta una serie de peculiaridades que tienen una relación significativa para él, y que una vez validadas empíricamente , ayudará a mantener los cánones de la ciencia: explicar, controlar y prevenir.
- Actualización científica constante. El marco multidisciplinar que rodea a la criminología, obliga al criminólogo a estar actualizado en los avances de aquellas disciplinas que la nutren. Así aquellos avances en disciplinas afines como la psicología, sociología, política y biología serán de obligada lectura.
- Facilidad en la comunicación. El criminólogo debe ser un orador que sepa transmitir y comunicar de forma correcta la información. Su amplio campo de actuación requiere comunicarse con personas de todo tipo, asistir a reuniones, congresos y su capacidad comunicativa será una herramienta que le ayudará a desenvolverse con la máxima solvencia.
- Espíritu emprendedor. El sector privado demanda un servicio de control, prevención y tratamiento de la seguridad. En la actualidad no hay profesionales capacitados para cubrir esta demanda, y es ahí donde entra en juego el criminólogo.
- Afán de superación. El crimen evoluciona y lo que hoy es válido, mañana puede que sea ineficaz. Las trabas que la administración, los estamentos políticos y los recursos materiales y económicos puedan ponernos por el camino deben motivar al criminólogo para intentar conseguir su objetivo. Por ello necesitará en muchas ocasiones de aquellos recursos individuales que le permitan solventar o rodear cualquier obstáculo que se encuentre.