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Crisis COVID-19 y delincuencia ¿Qué ha cambiado y qué cambiará?
Fri, 03/04/2020
Para responder a estas preguntas hay que empezar por decir que efectivamente ha cambiado la delincuencia, y es obvio, ya no estamos en la calle, pero ¿hacia dónde ha virado?, ¿ha desaparecido?, ¿se mantendrá en el futuro?
Por el doctor Abel González, director del Departamento de Criminología de la UDIMA
Bien, para empezar podemos echar un ojo al informe “Pandemic profiteering” de Europol, en el que se muestra el escenario criminógeno en el que nos movemos estos días, en concreto, una alta demanda de productos médicos, sanitarios; la posibilidad de que exista desabastecimiento en ciertos bienes; el aumento del teletrabajo y la recurrencia a soluciones online; traslado de la actividad a los hogares y al ciberespacio; e incremento de la ansiedad y el miedo entre la población.
Con todos estos ingredientes cabe pensar que la delincuencia que más puede aumentar es la relacionada con el ciberespacio. De hecho, los riesgos en este sentido son claros, sobre todo con el uso de la ingeniería social (el gancho del engaño) centrada en esta crisis para cometer fraudes online, por ejemplo, utilizar correos o webs de ayuda, de consejos, e incluso de remedios para combatir el virus.
En este sentido sabemos por medio de la comunicación de la Policía y Guardia Civil que se han detectado cerca de 12.000 dominios fraudulentos, que incluso venden vacunas milagrosas y que, de momento, se ha detenido a 80 personas por estos fraudes. Pero solo con estos datos no sabemos si han aumentado o no, lo que sí sabemos, como indica uno de los responsables de la persecución de este tipo de delincuencia, es que más bien han virado hacia la utilización de esta crisis como reclamo de sus campañas y negaba que hayan aumentado los citado ciberfraudes.
Así con todo, la principal amenaza del cibercrimen es el ransomware, un tipo de malware que encripta (secuestra) datos en redes de ordenadores y en la nube, incluso. Por lo que en estos días se ha lanzado el mensaje de que se han detectado ataques de este tipo a hospitales españoles, en concreto a través de un tipo de malware llamado Netwalker, del que existe un análisis muy interesante por parte del CCN-Cert, donde se habla de la ciberdelincuencia organizada (Ransomware as a service) y que detrás de ello puede estar el grupo de cibercriminales de un cibercriminal conocido como “Bugatti”.
En este caso, en el programa Sierra Delta, el experto José María Ávalos dice que hay información en la que los cibercriminales han dicho que si el ransomware ataca a un hospital ellos darán su clave para el desencriptado y que no tenga consecuencias (todavía quedan cibercriminales con corazoncito).
Otro de los ciberriesgos de estos días tiene que ver con el aumento del teletrabajo. A saber, la principal amenaza radica en que los planes de acceso remoto de las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, se han tenido que hacer de un día para otro y pueden tener “agujeros” que puedan aprovechar los “cibermalos”, ya que el oro del Siglo XXI son los datos y obtener de manea rápida y sencilla datos de miles de empresas es un botín muy, pero que muy, suculento para los cibercriminales que no descansan.
Pero la parte buena es que para mitigar estos efectos desde la UDIMA se ha publicado, elaborado por el vicerrector David Lizcano, un decálogo para aumentar la ciberseguridad en el teletrabajo del que tenemos que tomar nota todos los teletrabajadores, tanto los habituales como los ocasionales, porque el principal factor de protección y vulnerabilidad es el humano en la ciberseguridad.
Estos posibles incrementos vistos hasta aquí, aunque aún no tengamos datos robustos que puedan avalar las tesis que mantenemos, y las evidencias sean débiles ahora mismo, sí entran dentro de las predicciones que podemos realizar con una de las teorías criminológicas más ampliamente evaluada, la teoría de las actividades cotidianas, de Marcus Felson y Lawrence E. Cohen, en la que para que se produzca un delito deben confluir en el mismo espacio y en el mismo tiempo tres actores: delincuente motivado, víctima propicia y ausencia de guardianes capaces.
Este postulado teórico nos indica que, si en el plano offline no hay movimiento, es difícil que haya delitos, pero, por contrapartida, en el plano online sí hay mayor movimiento, por lo que el encuentro de delincuentes cibermotivados y víctimas ciberpropicias será más factible, todo ello contado de manera muy ligera.
Para aumentar el conocimiento de este aspecto del aumento de la ciberdelincuencia no debemos dejar de visitar “Profiting from pandemics: COVID-19, changing routines and cyber crimes” de David Buil-Gil y colegas de la Universidad de Manchester.
Más allá de la delincuencia cibernética, algunos expertos, como el Profesor César San Juan, alertan del posible aumento de casos violencia intrafamiliar, teniendo en cuenta otra de las teorías más importantes para la explicación de la delincuencia, la teoría de la tensión de Robert K. Merton, en la que la acumulación de la tensión en los agresores produce una descarga de la misma a través de la violencia (dicho también de manera muy ligera).
Es por lo que en estos momentos, en los que se convive 24/7 con las parejas y los niños, puede producirse el aumento de los casos de violencia intrafamiliar; aunque, por otro lado, también pueden actuar una serie de controles sociales, como bien nos indica uno de los criminólogos más destacados en el plano académico actual, Pedro Campoy en su “¿Flu-ctuaciones delictivas? Los posibles efectos del COVID-19 en la criminalidad”.
Pues bien, ¿qué datos podemos aportar hasta el momento en cuanto a la violencia intrafamiliar?, por un lado que las denuncias por violencia de género han caído en picado, según fuentes policiales, aunque se pide la colaboración ciudadana para detectar posibles casos; y un aumento de las llamadas al teléfono de asistencia 016 de un 18% respecto al mes de febrero. En este sentido también han aumentado las llamadas al teléfono de la Fundación ANAR y dicen que han detectado 173 casos de violencia grave contra los menores en este tiempo de confinamiento. Para ampliar la información en este sentido no hay que perderse el primero de los webinar del Centro Crímina de la Universidad Miguel Hernández de Elche en el que los principales expertos en esta materia han expuesto sus puntos de vista.
Otros riesgos de los que nos alerta Europol tienen que ver con la delincuencia organizada contra la propiedad, en la que personas que se hagan pasar por sanitarios pueden visitar a ancianos que vivan solos y robar en su domicilio.
A pesar de que es una situación factible no he encontrado casos al respecto en España en este tiempo; y también lo referente a la delincuencia organizada que trata de hacer negocio con material sanitario y otros bienes de primera necesidad, a este respecto Europol nos expone la “Operación Pangea de Interpol” en la que se desmantelaron 37 grupos criminales (121 detenidos) entre el 3 y el 10 de marzo dedicados a estas tareas y se cerraron 2500 links (websites, social media y online marketplaces) en los que se hacía este negocio fraudulento.
Además, de este gran problema no escapan las instituciones públicas que buscan desesperadamente material sanitario, como las declaraciones del Presidente de Lombardía (Italia) en las que indica que a ellos intentaron estafarlos y que está lleno de bandidos este mercado; o el caso de Bélgica, donde se ha estafado en la compra de mascarillas al gobierno. Aquí en España no estamos exentos de fraudes, un ejemplo es la incautación de 3.700 litros de gel hidroalcohólico en Cataluña, y quizás sería bueno contar con criminólogos expertos en esta materia antes de que el gobierno realice estas compras.
Para finalizar podemos hacer aquí un poquito de prospectiva para tratar de conocer qué pasará en un futuro cuando todo esto acabe. Un primer vaticinio, como nos indica Juan José Medina en el segundo de los Webinar del Centro Crímina, es que puede existir un repunte de la actividad criminal, como se ha visto tras varias catástrofes.
En este caso, también Pedro Campoy se hace eco de lo que sucedió en Nueva Orleans después del Katrina, con el repunte de la delincuencia interpersonal en mayor medida que el resto. Pero debemos ser cautos porque esta situación no se ha dado en la historia reciente y el factor de la globalidad está muy presente en la situación que estamos viviendo.
Veamos que más sucederá… porque estamos en un momento que todo es volátil e incierto (además de complejo y ambiguo) y seguro que nos trae muchas lecciones que debemos aprender. Y aquí me dejarán que adelante una de ellas, y no es otra que sin el conocimiento de la realidad (en el ámbito sanitario y de la delincuencia, o cualquier otro) no podemos ni intervenir, ni prevenir de una manera adecuada y eficaz.
Por si a alguien le ha quedado ganas de más implicaciones que se vislumbran el futuro entre criminalidad y crisis COVID-19, le invito a que eche otro ojo al tercero de los Webinar del centro Crímina en el que he tenido el honor de participar, y ni mucho menos que se pierda el #QuedateEnCasa Webinar de UDIMA Delincuencia y Crisis COVID-19 que impartiré el lunes 6 de abril a las 18:00 horas.