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Nueva normalidad o cómo el Covid-19 se ha apoderado de tu lenguaje
Wed, 24/06/2020
ERTEs, PCRs, desescalada, confinamiento, crisis, crisis, crisis… son muchos los términos que hemos incorporado en nuestro lenguaje debido a la pandemia del Covid-19 y, entre todos ellos, uno es protagonista absoluto del imaginario colectivo. El término “nueva normalidad” con el que Pedro Sánchez y su ejecutivo han bautizado la que será la era post-COVID en España. Un concepto que engloba todo lo anterior y que se ha apoderado de nuestro lenguaje cotidiano.
Por el profesor Josep Miracle
No sé qué piensas tú que estás leyendo estas líneas pero, en mi opinión, todos los conceptos que hemos adquirido y estamos usando a diario en este contexto excepcional tienen una connotación claramente negativa. Una sonoridad y un significado que nos suma en el pesimismo y no nos deja avanzar en la recuperación.
La etiqueta “nueva normalidad” asociada al uso de la mascarilla, el gel hidroalcohólico y el mantenimiento de la distancia de seguridad entre personas, no debe ser una barrera para retomar la actividad económica y social en nuestro país. Medidas de control y prevención para evitar el contagio, todas. Apalancarnos en el miedo, la negatividad y el inmovilismo, jamás.
Ahora más que nunca debemos tomar el control de nuestro lenguaje, de lo que decimos a los demás y de lo que nos decimos a nosotros mismos, pues tiene un efecto brutal sobre nuestro comportamiento, las acciones que llevamos a cabo y el resultado posterior de las mismas.
Programar nuestro lenguaje en modo positivo nos permite poner el foco en la oportunidad, en las cosas por hacer, en la acción. Hablar en términos positivos nos permite liberar tensiones, reducir la ansiedad y proporcionarnos la motivación extra que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos y metas. Focalízate en las soluciones que puedes encontrar y no en los errores que hayas cometido. Convierte el fracaso en un nuevo aprendizaje y aplícalo en tus proyectos personales y profesionales.
¿Cómo construir una actitud positiva en tiempos tan complejos?
El positivismo suma, te permite avanzar y te da la oportunidad de presentarte ante los demás como alguien abierto a la colaboración y al trabajo en equipo, a la innovación y a la creatividad, a la flexibilidad y a la adaptación… valores, todos ellos, que se han convertido en muy importantes (o imprescindibles) en el contexto actual.
Y… ¿cómo construyo una actitud vital basada en el positivismo? Aunque no es fácil y hay que entrenarlo, podemos hacerlo a través del control de nuestro lenguaje. Ahí van algunos ejemplos:
- Tomar consciencia de nuestro lenguaje. ¿Has analizado alguna vez lo qué dices y cómo lo dices? Y más importante aún… ¿Cómo te dices las cosas cuando hablas contigo mismo? ¿Qué palabras usas? ¿El tono que imprimes a tus mensajes? ¿El volumen de tu voz cuando hablas? ¿La velocidad con la que transmites tu mensaje? ¿Cómo es tu gestualidad? ¿Y la posición de tu cuerpo? Estos detalles, aunque parezcan minúsculos, nos permiten obtener mucha información acerca del emisor y su estado de ánimo.
- Utiliza palabras que te motiven a lograr los objetivos que te has propuesto y, cuando las transmitas, imprime toda la pasión y el dinamismo que puedas con el objetivo de motivar a tu audiencia. ¡Logra que se unan a tu causa!
- Elimina el “NO” de tu vocabulario. En muchas ocasiones iniciamos conversaciones con un “NO”. Por ejemplo, “¿no es verdad que…?” O las acabamos: “¿Lo quieres, no?” Cuando no sea imprescindible, borra el “NO” de tu vocabulario o sustitúyelo por otra palabra que otorgue el mismo significado al mensaje que estás tratando trasladar. Puede que no seas consciente de ello pero construir las frases a partir de una negación, nos aleja del objetivo que nos hayamos marcado con esa conversación. Este punto adquiere una relevancia trascendental cuando lo que queremos obtener de la otra parte es, precisamente, un “SÍ”.
- ¡Fuera la negatividad! Evita el uso de palabras como “nunca”, “jamás”, “imposible”, “problema” y reformula tus mensajes en un sentido positivo. Nos posiciona de un modo diferente decir que “nunca se ha logrado un reto así” a decir que “Es la primera vez que estamos en disposición de lograr un reto así”. El primer mensaje nos limita, el segundo nos prepara para alcanzar lo que nos hayamos propuesto, por muy difícil que sea.
- No pongas “peros”. A menudo comenzamos nuestros argumentos afirmando algo como, por ejemplo, “Te quiero mucho” y los terminamos completando la información a partir de un “peeeeeero…”. Con la primera parte de la conversación nos las prometíamos felices “peeeeeero” lo que viene después ya sabes que te devolverá a la cruda realidad. Lo que quiero decir es que, a menudo, el “peeeeeero” anula el significado anterior por lo que, en la medida de lo posible, trata de sustituirlo por otros conectores como, por ejemplo, “aunque” o “y”. Si, por el contrario, quieres hacer un uso correcto del “pero”, invierte el orden de la frase anteponiendo el significado negativo y acabando en positivo: “Es difícil conseguirlo pero estoy convencido de que lo vamos a lograr”. Esta acción te ayuda a eliminar el efecto limitante de la primera parte de la frase.
- Involucra a los demás en la conversación. Permite que puedan expresar su opinión respecto al mensaje que estás transmitiendo, plantea preguntas abiertas, reformula los argumentos y, sobre todo, no interrumpas. Una conversación sana y positiva tiene más de un participante y es bidireccional, nunca un monólogo.
- Sonríe, por favor. La mayor parte de las cosas se pueden decir dibujando una sonrisa. ¡Practícalo! Verás que te ayuda a generar un impacto positivo en tu interlocutor y te permitirá obtener avances significativos en tus conversaciones.
“La sonrisa es el idioma universal de las personas inteligentes”
Esto afirmó Víctor Ruiz Iriarte, dramaturgo español y crítico literario.
En el momento actual se hace imprescindible programar nuestros cerebros y nuestras vidas desde un punto de vista positivo. Así que, como si de un mantra se tratara, repite conmigo la siguiente frase del empresario hotelero Conrad Hilton:
“El éxito está conectado con la acción. La gente exitosa se mantiene en movimiento. Aunque cometen errores, nunca se dan por vencido”
A pesar de las dificultades… ¡No te des nunca por vencido! Este periodo pasará y necesitamos afrontar el futuro con la mayor dosis de optimismo y motivación.