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'Metodologías activas aplicando tecnologías digitales', el libro que recuerda que el aprendizaje "es divertido"
Wed, 25/10/2023
Raras veces un libro se resume en una sola frase, y menos aún en una actividad. Pero esto es precisamente lo que consiguieron Verónica Basilotta y Alba García en la presentación de su libro Metodologías activas aplicando tecnologías digitales, este miércoles en la sede en Madrid del Grupo Educativo CEF.- UDIMA.
.Redacción UDIMA Media | Fotografías: José Antonio Campos
Auspiciadas por las editoriales Narcea y Estudios Financieros, las autoras hicieron ambas cosas. Primero, la frase: "A menudo damos a nuestros estudiantes respuestas que recordar en lugar de problemas que resolver". Eso y un tablón de Padlet son la mejor carta de presentación de su filosofía: menos memorizar y más interactuar, enseñar a aprender; tanto a docentes como discentes. Porque aprender debe (y puede) ser emocionante y divertido.
Acompañadas por la presidenta de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, Arancha de las Heras, las autoras expusieron qué motivó el libro y qué es lo que persigue. El libro, que García describió como "unas pinceladas" de ayuda educativa para cualquier etapa ("desde Infantil hasta la universidad"), fue especialmente elogiado por la presidenta de la UDIMA, Arancha de las Heras, quien celebró la "ocasión especial" de publicar conjuntamente con una editorial como Narcea, dedicada "por y para la educación" y con el compromiso en la "formación inicial y continua" de los profesores, como defendió su presidenta, Mónica González, también presente.
Para ella el texto dejaba notar, "como los buenos vinos", el acompañamiento durante su "proceso de maduración", subrayando ya su punto central: las propuestas metodológicas que incluye el libro permiten "reforzar esa responsabilidad del alumnado" y el "aprendizaje del profesorado". Así debe desarrollarse una educación de calidad basada en competencias, argumentó.
Junto a ello, no podemos olvidar (como no hace el libro) la oportunidad que brindan las nuevas herramientas tecnológicas para "facilitar esos espacios de aprendizaje abiertos, interactivos, estimulantes e innovadores", abundaba González. Espacios como la enseñanza virtual para la innovación universitaria, la didáctica universitaria en entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje, la gamificación educativa, el aula inversa... "y un largo etcétera" de formatos que "facilitan la comprensión de los contenidos".
Además, González aprovechó para agradecer a la UDIMA su labor como partner en un mundo "que nos invita a la colaboración institucional". "Confío en que este será el primero de muchos proyectos", afirmó. Pero volviendo al libro y al taller, ¿cómo deben responder los lectores -los profesores- al libro? ¿Cómo respondieron al taller práctico?
Didáctica con apoyo digital; no al revés
Antes de llegar al taller, las autoras recordaban brevemente cómo empezó todo. Una petición de la UDIMA para impartir una novedosa asignatura ('Metodologías Activas') en el Máster Universitario Educación y Recursos Digitales. Buscaron literatura al respecto para aplicarla a la asignatura. Buscaron, pero no encontraron nada que les pudiera cuadrar: "ni siquiera en un 50%", afirmaba García. Y pensaron 'algo hay que hacer'. El resultado es un recopilatorio de las metodologías que se están usando en diversos contextos educativos formales y no formales. Y donde buscaban ante todo "aportar ejemplos".
Sobre todo del contexto formal, pero que "se pueden extrapolar" perfectamente a otros, Basilotta matizaba. "Hay muchas otras estrategias educativas, somos conscientes, pero compartimos las más representativas o que tienen más peso en el aula". Y no hay unas buenas y otras malas (necesitarían "varios volúmenes" para incluirlas todas), si no que todo depende del contexto y la finalidad didáctica; "a veces hasta se complementan", proseguían.
En su caso, la clave ha sido poner el acento en cómo se apoyan dichas metodologías en las herramientas digitales. Es decir, las metodologías "no son nuevas", tienen una larga tradición de innovación, "pero se han afianzado gracias a las nuevas tecnologías", explicaba Basilotta. De nuevo, ahí está el quid de la cuestión: importa más la estrategia y no tanto la herramienta que se usa (puede cambiar además).
Se trata de educar en el uso de la tecnología tanto a los docentes como a los estudiantes y sus familias. En otras palabras, formar a los profesionales de la educación para que sepan implementar metodologías con esa tecnología, pero sin necesidad de usarla siempre, insistían. "Hay que desterrar esa máxima de que sólo se puede innovar con tecnología". Tiene que ser un recurso de apoyo útil para lograr el objetivo didáctico, que es lo primordial: "Que responda a ese objetivo, y no al revés".
Metodología virtual, conexión emocional
Padlet ilustró a la perfección todo el discurso. Con un GIF los asistentes (presenciales y virtuales) accedían a través de un código QR al muro virtual colaborativo que ofrece esta herramienta. Se pueden emplear enlaces, imágenes, textos.... casi cualquier cosa entorno a una idea ."Se puede usar hasta para hacer la compra", bromearon las autoras. Implicar al alumno de forma inmediata y divertida, escenificado de un modo sencillo pero efectivo.
Planteamientos como este y otras técnicas como la flipped classroom (aula invertida), abren la puerta a "romper los límites de la escuela" y a posibilitar un "acercamiento entre el aula y las familias", desgranaban las profesoras, ahora también curtidas en la aventura de publicar un libro. Estas metodologías permiten a los padres saber qué hacen sus hijos en clase para ayudarles y "que se vean todas esas horas de trabajo del profesorado fuera de sus horas lectivas". En resumen: vincula a la familia con la escuela.
"Con toda la información que tenemos a nuestro alcance, la labor del docente no puede ser la misma de siempre", aseveraba García. Ambos tienen que aprender a aprender y a usar esa información. Aprovechar no sólo las teorías del currículo y sus contenidos ("otro gran melón" a debatir), sino también las propias vivencias del profesor con tecnología.
Esas experiencias propias transmitidas de generación en generación, que a menudo evocan más aprendizaje en el discente que cualquier planteamiento aritmético, precisamente porque generan una emoción. Conectan con el verdadero aprendizaje, decían. "Con las metodologías activas los estudiantes se divierten, aprenden de forma divertida. También experimentan emociones negativas cuando se les presenta algo desconocido, pero así es la vida real".