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Desmitifican la persecución de la brujería por el Santo Oficio
Fri, 28/10/2016
Un trabajo de investigación de la profesora de Historia Moderna y Antropología de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), María Lara Martínez, sobre la relación entre la hechicería y el Santo Oficio, que se recoge en el libro “Pasaporte de bruja. Volando en escoba, de España a América, en el tiempo de Cervantes”, evidencia que la persecución de la brujería por parte de la Santa Inquisición no fue tan cruel ni sostenida en el tiempo como se cree.
Como dato, la investigación señala que en Castilla, con un censo de ocho millones de personas, fueron ajusticiadas 300 brujas durante ese periodo, las mismas que por similar causa murieron en Liechtenstein con una población de únicamente 1.000 personas. En total, se estima que toda Centroeuropa, donde estaba activa la Reforma protestante, fueron quemadas 25.000 brujas entre los Siglos XVI y XVII.
Lara Martínez ha realizado una investigación histórica centrada en la época de la Inquisición de los Siglos XVI y XVII y su relación con la hechicería. Nueve años de investigación en los archivos del Santo Oficio, en París y en la Universidad de Harvard han culminado en un estudio y un libro que proponen un proceso de mitigación y desmitificación de determinados ingredientes de la leyenda negra contra la Inquisición y la monarquía hispánica.
El objetivo era “adentrarse en la sociedad contemporánea de los Tercios y demostrar la influencia que en la vida cotidiana tenían los talismanes, brujas y sortilegios”, destaca la profesora de la UDIMA.
Las investigaciones de la profesora Lara revelan cómo, a pesar de su negra leyenda, la Inquisición no trató siempre con igual dureza a quienes eran acusados de hechicería. “Mientras que las brujas de Pareja, acusadas de crímenes, fueron desterradas del obispado, a la beata Isabel María Herraiz, que aseguraba tener una unión mística con Cristo y por ello se la tomaba por santa en su pueblo, la encerraron en un calabozo en Cuenca, donde pereció”.
Otro de los aspectos revelados por esta investigación se refiere a la muy variopinta condición de las personas que eran catalogadas como magos y estrigas. “También había entre ellas almas cándidas que vivían en un universo de bondad”. Era el caso de las curanderas que, ante la imposibilidad de acceder a los estudios reglados, pues la mujer no podía ir a la universidad, debían sanar mediante los conocimientos de las plantas adquiridos de sus madres y abuelas”, destaca la investigadora.
Unas “brujas” a las que no les faltaron ilustres defensores en el seno del Santo Oficio. “Personajes como Alonso de Salazar y Frías trataron de convencer a la Junta Suprema de que no se podía condenar por incultura en una sociedad en la que el 75% de la población era analfabeta”.
La profesora Lara apunta que en su trabajo no ha pretendido justificar lo injustificable”, ni insistir en la tan conocida e indudable dimensión de la Inquisición en todo lo relacionado con torturas y tormentos. El objetivo, en cambio, era “calibrar el peso real que las actividades relacionadas con la brujería y hechizos tenían en la sociedad de aquella época”.
Incluso en 'El Quijote' se aprecia el papel que la magia tenía en la personalidad de Miguel de Cervantes, acreditando que las tres brujas de las Novelas Ejemplares no eran sólo seres de tinta, sino que fueron reales. María Lara recuerda como aún hoy, en pleno Siglo XXI, en África se sigue persiguiendo la brujería, y cómo “muchas señoras mayores sin parientes siguen muriendo en extrañas circunstancias tras ser acusadas de propagar el sida o se sigue aplicando castigos a niños huérfanos cuyas familias han muerto por ébola”.