El Grupo Educativo brinda nuevas oportunidades de empleabilidad a sus alumnos en el I Foro Talento CEF.- UDIMA

El I Foro Talento CEF.- UDIMA aglutinó en el Palacio Neptuno de Madrid a más de 350 de sus alumnos y egresados con 40 marcas punteras de sectores como la consultoría, la banca, la logística o la sanidad. Una cita del departamento de Desarrollo Profesional del grupo educativo organizada no sólo para "conectar el mejor talento con las mejores empresas", defendía la presidenta de UDIMA, Arancha de las Heras. También para establecer un espacio de "reflexión" sobre tecnologías como la IA y su impacto en la empleabilidad en este contexto laboral global que vivimos.

Redacción CEF.- UDIMA

Ante todo, el I Foro Talento CEF.- UDIMA escenificó una de las grandes preocupaciones del Grupo Educativo, señalaba Arancha de las Heras: "Que nuestra formación sea un palanca de cambio en el empleo". Ya sea mejorando el que ya tienen sus alumnos, como abriendo nuevas oportunidades a quienes comienzan su trayectoria laboral. "Cuando contratáis una formación con nosotros no sólo contratáis un programa formativo, sino que también obtenéis acompañamiento en vuestro camino profesional", decía la presidenta de UDIMA.

Durante la jornada los estudiantes pudieron conocer los procesos de selección y oportunidades de empleabilidad de empresas como Capgemini, EY, PwC, BBVA, Cabify, KPMG, Garrido, DHL, Accenture, BDO, Sanitas, Carrefour... En ellas pudieron encontrar a "grandes profesionales que os ayudarán a redactar el currículum, ir preparados a las entrevistas, mejorar la marca personal o el perfil en redes sociales profesionales", abundaba la presidenta de la universidad.

Además, el evento contó con una mesa redonda inicial para establecer ese espacio de debate y reflexión sobre el impacto de la IA a nivel laboral y cómo está redefiniendo la empleabilidad. En ella participaron Ramón Rodríguez (Global Business Development & Partnerships y director en Universia - Banco Santander), Cristina Marqués (directora de Sector Académico de IBM) y José Ramón Crespo (vocal asesor en la Secretaría de Estado de la Función Pública).

Durante la mesa, moderada por el profesor del Grupo Educativo Víctor Núñez (director general de School Market), los tres expertos debatieron sobre los perfiles más afectados por esta avalancha de la inteligencia artificial, así como la regulación y horizontes próximos más plausibles, para aconsejar a los estudiantes en su futuro profesional. Integrar esta herramienta en nuestra vida, gestionar adecuadamente sus límites y mantenerse actualizados fueron algunos de los puntos que defendieron los tres.

Pero, ¿a quién está afectando más la llegada de la IA en estos momentos?

Trabajo "con bytes" o "con átomos"

A nadie le sorprende escuchar ya que la inteligencia artificial está apretando más, laboralmente hablando, a quienes desempeñan tareas repetitivas y rutinarias. Algo que afecta especialmente en el sector público, apuntaba Crespo, pero que no significa que la IA sea un terreno "libérrimo". Habrá nuevas normas sobre la IA que empiezan a diferenciar entre aquellos trabajadores cuya "materia de trabajo" son los "átomos" (trabajos más físicos) y aquellos que trabajan con "bytes". Según Crespo son estos últimos los que se verán más afectados.

Para Marqués, no obstante, no se trata tanto de sectores sino de "cómo trabajamos y nos relacionamos", porque a ese nivel nos impacta ya la inteligencia artificial. E insiste en que "bien usada", es una herramienta que "potencia la productividad", por lo que debería tener un impacto "positivo". Sobre todo si los estudiantes identifican cómo están cambiando sus respectivos puestos de trabajo, para formarse y aprovecharla al máximo.

Rodríguez va más allá, y matiza ese mantra de que la IA afectará sólo a las tareas más repetitivas, que para él se queda corto: "La IA está transformando los más variados sectores", "la afectación es transversal". En su opinión estamos ante un salto más grande que la Revolución Industrial, y que lo realmente importante es ser conscientes de cuándo estamos usando IA y cuándo no.

En lo que coinciden los tres es en que debemos prepararnos. La inteligencia artificial introduce tres elementos: reducción de costes, que aumenta la productividad y genera nuevos puestos de trabajo. El gran dilema es que esos nuevos puestos "sean suficientes para cubrir la tasas de sustitución de profesionales", argumentaba Crespo.

Tanto profesionales públicos como privados tendrán que "ponerse las pilas" y afrontar ese necesario reskill, pues pueden ser sustituidos en los próximos 10 o 15 años, vaticina. Que para Marqués consiste en estar actualizados en competencias digitales para dejar esas tareas más rutinarias a la IA, y así poder centrarnos en las que "crean más valor". Además de estar al día de cómo se transforman los puestos, la clave para Rodríguez estriba en cómo conviven las personas, los distintos perfiles, con todos esos cambios, para que puedan atravesarlos acompañados unos de otros.

'Salvaje oeste artificial'

La formación y actualización son pilares fundamentales para no sufrir un duro revés con la IA, pero Crespo considera que el reto que tenemos como sociedad va más allá del reskilling. Tenemos que asumir cómo queremos integrar la inteligencia artificial en nuestras vidas, lo que en regulación laboral pasa por meter en la ecuación las plataformas que han permitido un trabajo 24/7. Entre las novedades normativas está la inminente entrada en vigor de una Agencia Española de la Inteligencia Artificial, que buscará controlar sobre todo la trazabilidad de los datos personales online, "para que esto no sea el salvaje oeste", aclaró.

El reto en las empresas será lograr ese "cambio cultural" que tenga muy en cuenta la seguridad de esos datos, retomaba la de IBM, para rediseñar aspectos como la selección y formación del personal "desde la persona" que va a usar esas herramientas. Ahí entran también otros desafíos que para Rodríguez tiene la industria y las universidades: minimizar los datos a procesar, no repetir sesgos de selección de personal y construir equipos más diversos (aquellos que "lograr mejores objetivos").

Como telón de fondo debe haber una normativa que, ahora mismo, está cambiando "al ritmo de nuestros hábitos sociales", recalcaba Crespo. No es un secreto que la IA corre el riesgo de afectar "seriamente" a muchas personas al seleccionar personal, adjudicar subvenciones... si se hace "sin responsabilidad". Desde la Administración pública, Crespo matizó que si bien se están incluyendo perfiles tecnológicos para cuerpos más técnicos, la necesidad de controlar bien el dato hace que ya se esté expandiendo a otros equipos de funcionarios.

"Se tienen que transformar los servicios y métodos de selección públicos", decía, y mientras antes se asociaba la Administración a las oposiciones, "ahora se vincula más al manejo de big data, procesamiento de lenguaje...", desgranaba el de la Secretaría de Estado de Función Pública. Y añadía que la necesidad de estos perfiles cualificados "no va a decrecer en los próximos 20 años". Ahora bien, más allá de los ingenieros, informáticos, matemáticos, especialistas en ciberseguridad ¿qué nuevos perfiles vendrán?

Asistidos, no sustituidos

Todo lo relacionado con la filosofía, la dimensión ética del uso de la IA y el prompt engineering irá ganando fuerza en los próximos años, aseguraba Marqués. "También aspectos como el learning agility o la sensibilidad cultural" se valorarán muy positivamente. Pero uno de los grandes desafíos para formar y cualificar a nuevos profesionales vendrá desde esa formación en sí misma: cómo formular preguntas.

Las universidades y centros formativos llevan un tiempo bregando con alumnos "que por debajo tienen un ChatGPT que cuestiona cada palabra que dicen los docentes", aclara el de Universia. Para él las universidades juegan un rol fundamental en cómo nos planteamos preguntas, y será clave que enseñen a sus egresados a hacerlo, potenciando profesiones como la filosofía o el periodismo, para que estén preparados para el mercado laboral.

Convivimos con novedades tecnológicas (de la IA u otros ámbitos) "todos los días", aunque "no todos los días somos conscientes", subrayaba Crespo. Él tiene claro que "no debemos perder el tren de la IA", porque las implicaciones de la automatización (para empleos más y menos predecibles) serán muy grandes.

Por ello es crucial que entendamos que el trabajador "debe verse asistido por la IA, para no verse sustituido" por ella. Si no tendremos un problema, insistía Crespo, porque habremos delegado demasiado en la máquina. "Debemos integrar la IA en el conjunto de las decisiones sociales, para que no sea algo anecdótico y, sobre todo, desregulado".

La IA es ahorro de tiempo y aumento de la productividad, como vemos todos los que la usamos a nivel personal y profesional. Además, ha abierto la puerta a trabajos más remotos (con el escollo de la regulación, "todavía muy territorializada" según Crespo), y hace más accesible la formación y el empleo a personas con discapacidad, recordaba Marqués. "Bien usada, la IA transformará para bien".

Los tres aconsejaron buscar cómo estar por encima de la IA a nivel laboral (comunicación, creatividad, aplicación específica) y tener una visión global del empleo. Animaron a "no conformarse" con el resultado que da la IA y a ser más flexibles, así como a meter en la mochila profesional "powerskills" como la gestión del cambio o la comunicación. Sin olvidar el carácter de "interpretadores de algoritmos", que nos permitirá a todos que la IA "no vaya delante, sino un pasito por detrás de nosotros".

El Grupo Educativo brinda nuevas oportunidades de empleabilidad a sus alumnos en el I Foro Talento CEF.- UDIMA

El I Foro Talento CEF.- UDIMA aglutinó en el Palacio Neptuno de Madrid a más de 350 de sus alumnos y egresados con 40 marcas punteras de sectores como la consultoría, la banca, la logística o la sanidad. Una cita del departamento de Desarrollo Profesional del grupo educativo organizada no sólo para "conectar el mejor talento con las mejores empresas", defendía la presidenta de UDIMA, Arancha de las Heras. También para establecer un espacio de "reflexión" sobre tecnologías como la IA y su impacto en la empleabilidad en este contexto laboral global que vivimos.

Redacción CEF.- UDIMA

Ante todo, el I Foro Talento CEF.- UDIMA escenificó una de las grandes preocupaciones del Grupo Educativo, señalaba Arancha de las Heras: "Que nuestra formación sea un palanca de cambio en el empleo". Ya sea mejorando el que ya tienen sus alumnos, como abriendo nuevas oportunidades a quienes comienzan su trayectoria laboral. "Cuando contratáis una formación con nosotros no sólo contratáis un programa formativo, sino que también obtenéis acompañamiento en vuestro camino profesional", decía la presidenta de UDIMA.

Durante la jornada los estudiantes pudieron conocer los procesos de selección y oportunidades de empleabilidad de empresas como Capgemini, EY, PwC, BBVA, Cabify, KPMG, Garrido, DHL, Accenture, BDO, Sanitas, Carrefour... En ellas pudieron encontrar a "grandes profesionales que os ayudarán a redactar el currículum, ir preparados a las entrevistas, mejorar la marca personal o el perfil en redes sociales profesionales", abundaba la presidenta de la universidad.

Además, el evento contó con una mesa redonda inicial para establecer ese espacio de debate y reflexión sobre el impacto de la IA a nivel laboral y cómo está redefiniendo la empleabilidad. En ella participaron Ramón Rodríguez (Global Business Development & Partnerships y director en Universia - Banco Santander), Cristina Marqués (directora de Sector Académico de IBM) y José Ramón Crespo (vocal asesor en la Secretaría de Estado de la Función Pública).

Durante la mesa, moderada por el profesor del Grupo Educativo Víctor Núñez (director general de School Market), los tres expertos debatieron sobre los perfiles más afectados por esta avalancha de la inteligencia artificial, así como la regulación y horizontes próximos más plausibles, para aconsejar a los estudiantes en su futuro profesional. Integrar esta herramienta en nuestra vida, gestionar adecuadamente sus límites y mantenerse actualizados fueron algunos de los puntos que defendieron los tres.

Pero, ¿a quién está afectando más la llegada de la IA en estos momentos?

Trabajo "con bytes" o "con átomos"

A nadie le sorprende escuchar ya que la inteligencia artificial está apretando más, laboralmente hablando, a quienes desempeñan tareas repetitivas y rutinarias. Algo que afecta especialmente en el sector público, apuntaba Crespo, pero que no significa que la IA sea un terreno "libérrimo". Habrá nuevas normas sobre la IA que empiezan a diferenciar entre aquellos trabajadores cuya "materia de trabajo" son los "átomos" (trabajos más físicos) y aquellos que trabajan con "bytes". Según Crespo son estos últimos los que se verán más afectados.

Para Marqués, no obstante, no se trata tanto de sectores sino de "cómo trabajamos y nos relacionamos", porque a ese nivel nos impacta ya la inteligencia artificial. E insiste en que "bien usada", es una herramienta que "potencia la productividad", por lo que debería tener un impacto "positivo". Sobre todo si los estudiantes identifican cómo están cambiando sus respectivos puestos de trabajo, para formarse y aprovecharla al máximo.

Rodríguez va más allá, y matiza ese mantra de que la IA afectará sólo a las tareas más repetitivas, que para él se queda corto: "La IA está transformando los más variados sectores", "la afectación es transversal". En su opinión estamos ante un salto más grande que la Revolución Industrial, y que lo realmente importante es ser conscientes de cuándo estamos usando IA y cuándo no.

En lo que coinciden los tres es en que debemos prepararnos. La inteligencia artificial introduce tres elementos: reducción de costes, que aumenta la productividad y genera nuevos puestos de trabajo. El gran dilema es que esos nuevos puestos "sean suficientes para cubrir la tasas de sustitución de profesionales", argumentaba Crespo.

Tanto profesionales públicos como privados tendrán que "ponerse las pilas" y afrontar ese necesario reskill, pues pueden ser sustituidos en los próximos 10 o 15 años, vaticina. Que para Marqués consiste en estar actualizados en competencias digitales para dejar esas tareas más rutinarias a la IA, y así poder centrarnos en las que "crean más valor". Además de estar al día de cómo se transforman los puestos, la clave para Rodríguez estriba en cómo conviven las personas, los distintos perfiles, con todos esos cambios, para que puedan atravesarlos acompañados unos de otros.

'Salvaje oeste artificial'

La formación y actualización son pilares fundamentales para no sufrir un duro revés con la IA, pero Crespo considera que el reto que tenemos como sociedad va más allá del reskilling. Tenemos que asumir cómo queremos integrar la inteligencia artificial en nuestras vidas, lo que en regulación laboral pasa por meter en la ecuación las plataformas que han permitido un trabajo 24/7. Entre las novedades normativas está la inminente entrada en vigor de una Agencia Española de la Inteligencia Artificial, que buscará controlar sobre todo la trazabilidad de los datos personales online, "para que esto no sea el salvaje oeste", aclaró.

El reto en las empresas será lograr ese "cambio cultural" que tenga muy en cuenta la seguridad de esos datos, retomaba la de IBM, para rediseñar aspectos como la selección y formación del personal "desde la persona" que va a usar esas herramientas. Ahí entran también otros desafíos que para Rodríguez tiene la industria y las universidades: minimizar los datos a procesar, no repetir sesgos de selección de personal y construir equipos más diversos (aquellos que "lograr mejores objetivos").

Como telón de fondo debe haber una normativa que, ahora mismo, está cambiando "al ritmo de nuestros hábitos sociales", recalcaba Crespo. No es un secreto que la IA corre el riesgo de afectar "seriamente" a muchas personas al seleccionar personal, adjudicar subvenciones... si se hace "sin responsabilidad". Desde la Administración pública, Crespo matizó que si bien se están incluyendo perfiles tecnológicos para cuerpos más técnicos, la necesidad de controlar bien el dato hace que ya se esté expandiendo a otros equipos de funcionarios.

"Se tienen que transformar los servicios y métodos de selección públicos", decía, y mientras antes se asociaba la Administración a las oposiciones, "ahora se vincula más al manejo de big data, procesamiento de lenguaje...", desgranaba el de la Secretaría de Estado de Función Pública. Y añadía que la necesidad de estos perfiles cualificados "no va a decrecer en los próximos 20 años". Ahora bien, más allá de los ingenieros, informáticos, matemáticos, especialistas en ciberseguridad ¿qué nuevos perfiles vendrán?

Asistidos, no sustituidos

Todo lo relacionado con la filosofía, la dimensión ética del uso de la IA y el prompt engineering irá ganando fuerza en los próximos años, aseguraba Marqués. "También aspectos como el learning agility o la sensibilidad cultural" se valorarán muy positivamente. Pero uno de los grandes desafíos para formar y cualificar a nuevos profesionales vendrá desde esa formación en sí misma: cómo formular preguntas.

Las universidades y centros formativos llevan un tiempo bregando con alumnos "que por debajo tienen un ChatGPT que cuestiona cada palabra que dicen los docentes", aclara el de Universia. Para él las universidades juegan un rol fundamental en cómo nos planteamos preguntas, y será clave que enseñen a sus egresados a hacerlo, potenciando profesiones como la filosofía o el periodismo, para que estén preparados para el mercado laboral.

Convivimos con novedades tecnológicas (de la IA u otros ámbitos) "todos los días", aunque "no todos los días somos conscientes", subrayaba Crespo. Él tiene claro que "no debemos perder el tren de la IA", porque las implicaciones de la automatización (para empleos más y menos predecibles) serán muy grandes.

Por ello es crucial que entendamos que el trabajador "debe verse asistido por la IA, para no verse sustituido" por ella. Si no tendremos un problema, insistía Crespo, porque habremos delegado demasiado en la máquina. "Debemos integrar la IA en el conjunto de las decisiones sociales, para que no sea algo anecdótico y, sobre todo, desregulado".

La IA es ahorro de tiempo y aumento de la productividad, como vemos todos los que la usamos a nivel personal y profesional. Además, ha abierto la puerta a trabajos más remotos (con el escollo de la regulación, "todavía muy territorializada" según Crespo), y hace más accesible la formación y el empleo a personas con discapacidad, recordaba Marqués. "Bien usada, la IA transformará para bien".

Los tres aconsejaron buscar cómo estar por encima de la IA a nivel laboral (comunicación, creatividad, aplicación específica) y tener una visión global del empleo. Animaron a "no conformarse" con el resultado que da la IA y a ser más flexibles, así como a meter en la mochila profesional "powerskills" como la gestión del cambio o la comunicación. Sin olvidar el carácter de "interpretadores de algoritmos", que nos permitirá a todos que la IA "no vaya delante, sino un pasito por detrás de nosotros".