Cosas que deberías saber sobre el bullying y el ciberbullying

Imagen eliminada.

Abel González, profesor de la UDIMA, plantea la necesidad de promover la investigación universitaria en la lucha contra el acoso.

Hasta ahora los instrumentos para la detección, tanto a nivel político y normativo como a nivel tecnológico, no presentan resultados alentadores.

El profesor de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA (http://udima.es/), Abel González, ha elaborado una serie de consideraciones sobre de la necesidad de aplicar la investigación universitaria para profundizar en la lucha contra el bullying y el ciberbullying, especialmente para lograr medios de detección más eficaces que los utilizados en la actualidad.

Según el profesor González: “El acoso (on y off line) puede considerarse un problema de salud pública que afecta no solo a víctimas y agresores sino a todo el cuerpo social: familia, escuelas, etc. Es por ello que para garantizar la seguridad de niños y jóvenes deberíamos utilizar todos los medios a nuestro alcance, centrándonos principalmente en la detección del problema, punto neurálgico de la solución”.

Estudios internacionales señalan que la prevalencia de escolares expuestos a sufrir acosos en la Red es de un 34 % en ciberpornografía y de un 9 % en ciberabuso, y que un 19 % se ven expuestos a solicitud sexual.

Señala el profesor que los medios utilizados actualmente no presentan resultados alentadores tanto a nivel político y normativo, como en programas curriculares, y son especialmente negativos a nivel tecnológico ya que ninguna de las herramientas analizadas están diseñadas para identificar agresores o víctimas potenciales. El problema se centra, pues, en la detección. Como prueba destaca la escasez de casos que llegan a la fiscalía.

En palabras de Abel González: “Hablamos, a nivel tecnológico, de herramientas de gran potencial que no están siendo utilizadas o son infrautilizadas, ya que no se basan en conocimientos desde la evidencia científica. Este es un campo de investigación emergente en el que la universidad tiene mucho que decir y que aportar a nuestra sociedad”. Cómo puede ayudar la universidad en la lucha contra el acoso

  • 1. Generando programas basados en investigaciones sólidas, estructuradas y directivas que han de centrarse en los grupos de riesgo que sufren el acoso y el ciberacoso. Estos programas deberían ser multifacéticos y prolongarse más en el tiempo y aplicarse con mayor intensidad e integridad.
  • 2. Los contenidos de los programas deben ayudar por igual a promover habilidades y hábitos así como a la reestructuración de pensamientos, creencia y valores.
  • 3. Análisis del contexto. Hablamos de un fenómeno inexplorado por lo que hay que investigar y evaluar la situación que permita comprender el contexto del acoso. En el caso específico del ciberbullying hay que establecer una relación entre el conocimiento de los riesgos en internet y las conductas más habituales de las partes implicadas, analizar su impacto y los recursos tecnológicos a nuestra disposición. Se hará necesario de igual manera educar a padres, profesores y profesionales implicados.
  • 4. Objetivos. Iniciar el desarrollo de investigaciones en las universidades de los que pueda nutrirse la comunidad: cuerpos y fuerzas de seguridad, servicios sociales y asistenciales o incluso fiscalía y juzgados. Estos conocimientos servirán además para formar a las familias y centros escolares, para que tomen conciencia y apliquen en el propio contexto del problema las directrices oportunas. Los colegios serán una importante fuente de feedback para la universidad, epicentro de la investigación.

Cosas que deberías saber sobre el bullying y el ciberbullying

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Abel González, profesor de la UDIMA, plantea la necesidad de promover la investigación universitaria en la lucha contra el acoso.

Hasta ahora los instrumentos para la detección, tanto a nivel político y normativo como a nivel tecnológico, no presentan resultados alentadores.

El profesor de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA (http://udima.es/), Abel González, ha elaborado una serie de consideraciones sobre de la necesidad de aplicar la investigación universitaria para profundizar en la lucha contra el bullying y el ciberbullying, especialmente para lograr medios de detección más eficaces que los utilizados en la actualidad.

Según el profesor González: “El acoso (on y off line) puede considerarse un problema de salud pública que afecta no solo a víctimas y agresores sino a todo el cuerpo social: familia, escuelas, etc. Es por ello que para garantizar la seguridad de niños y jóvenes deberíamos utilizar todos los medios a nuestro alcance, centrándonos principalmente en la detección del problema, punto neurálgico de la solución”.

Estudios internacionales señalan que la prevalencia de escolares expuestos a sufrir acosos en la Red es de un 34 % en ciberpornografía y de un 9 % en ciberabuso, y que un 19 % se ven expuestos a solicitud sexual.

Señala el profesor que los medios utilizados actualmente no presentan resultados alentadores tanto a nivel político y normativo, como en programas curriculares, y son especialmente negativos a nivel tecnológico ya que ninguna de las herramientas analizadas están diseñadas para identificar agresores o víctimas potenciales. El problema se centra, pues, en la detección. Como prueba destaca la escasez de casos que llegan a la fiscalía.

En palabras de Abel González: “Hablamos, a nivel tecnológico, de herramientas de gran potencial que no están siendo utilizadas o son infrautilizadas, ya que no se basan en conocimientos desde la evidencia científica. Este es un campo de investigación emergente en el que la universidad tiene mucho que decir y que aportar a nuestra sociedad”. Cómo puede ayudar la universidad en la lucha contra el acoso

  • 1. Generando programas basados en investigaciones sólidas, estructuradas y directivas que han de centrarse en los grupos de riesgo que sufren el acoso y el ciberacoso. Estos programas deberían ser multifacéticos y prolongarse más en el tiempo y aplicarse con mayor intensidad e integridad.
  • 2. Los contenidos de los programas deben ayudar por igual a promover habilidades y hábitos así como a la reestructuración de pensamientos, creencia y valores.
  • 3. Análisis del contexto. Hablamos de un fenómeno inexplorado por lo que hay que investigar y evaluar la situación que permita comprender el contexto del acoso. En el caso específico del ciberbullying hay que establecer una relación entre el conocimiento de los riesgos en internet y las conductas más habituales de las partes implicadas, analizar su impacto y los recursos tecnológicos a nuestra disposición. Se hará necesario de igual manera educar a padres, profesores y profesionales implicados.
  • 4. Objetivos. Iniciar el desarrollo de investigaciones en las universidades de los que pueda nutrirse la comunidad: cuerpos y fuerzas de seguridad, servicios sociales y asistenciales o incluso fiscalía y juzgados. Estos conocimientos servirán además para formar a las familias y centros escolares, para que tomen conciencia y apliquen en el propio contexto del problema las directrices oportunas. Los colegios serán una importante fuente de feedback para la universidad, epicentro de la investigación.